Otra figura estelar es María Virgen. Ella la fiel discípula y la humilde Esclava del Señor mantiene la Fe en el momento en que los discípulos se había hundido. Por eso el sábado es el día dedicado especialmente a María. Pero el momento cumbre de todo el Año Litúrgico es la Vigilia Pascual por la noche. La Bendición del Fuego que enciende el Cirio, símbolo de Cristo victorioso que vive y reina por los siglos de los siglos, da paso a las siete lecturas del Antiguo Testamento que prefiguran el Acontecimiento Pascual. Otro momento especial es la renovación de las promesas bautismales y la aspersión del agua en recuerdo de nuestro Bautismo porque en Cristo fuimos sepultados y con Él volvimos a la vida. ¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor! ¡Estas son las Fiestas de Pascua donde para rescatar al esclavo, entregaste a tu Hijo! Así se abre el Tiempo Glorioso por excelencia, que abarca cincuenta días, hasta la Solemnidad de Pentecostés.