A la espera del pronunciamiento del Parlamento Europeo, el Consejo Europeo que terminó ayer en Bruselas dejó listos los números del presupuesto de la Unión para el período 2014-2020. Las cuentas reflejan un presupuesto más reducido que el de hace siete años cuando de la Unión formaban parte 25 socios. Ahora vamos a ser 28 con la incorporación de Croacia. El descenso de lo gastos hasta poco más de 900.000 millones de euros es consecuencia de la presión de los países contribuyentes netos que han querido reducir su aportación. Esto supone en la práctica que el proyecto europeo pierde fuerza. El dinero que se emplea es un buen termómetro de la importancia que se concede a una cuestión, y lo aprobado ayer certifica, una vez más, que la integración europea está en horas bajas.  Especialmente significativo es el recorte que se ha producido en la partida destinada a la cohesión, al acercamiento del nivel de renta entre los diferentes socios. La buena noticia es que España sigue siendo beneficiaria del presupuesto. Lo que perdemos para las regiones lo ganamos con el nuevo fondo que se crea para combatir el paro juvenil. En la práctica supone que los países que mejor están, ayuda a los que, como el nuestro,  sufren la lacra de un altísimo desempleo entre los jóvenes.