Zaragoza, sábado 20 de abril de 2013. 1ª de San Jorge. Un quinto de plaza. Toros, por este orden, de Murube, manso e inválido; Conde de la Maza, deslucido; López Gibaja, bravo en el caballo pero a menos y complicado en la muleta; Ana Romero, noble pero soso; Jaralta, manejable; y Ribera de Campocerrado, sin fuerzas. Juan Bautista, silencio y silencio. Rafael de Julia, que sustituía a Javier Castaño, ovación y oreja tras aviso. Ricardo Torres, palmas y silencio. Al finalizar la corrida se fallaron los tres galardones del concurso de ganaderías: Trofeo Ripamilán al toro más bravo: "Marqués", número 15 de López Gibaja. Trofeo Fernando Moreno al mejor picador: Manuel José Bernal, por la suerte de varas al tercer toro. Trofeo Antonio Labrador "Pinturas" al mejor lidiador: Rafael de Julia. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- El toro que abrió plaza, de Murube, fue un manso sin fuerzas que no quiso pelea en varas y con el que Bautista apenas pudo pasar del proyecto de faena. El de Ana Romero que salió en cuarto lugar fue un toro noblote y bonancible pero que apenas "transmitió" nada, y con el que Bautista no pasó de discreto. Rafael de Julia, que entró a última hora en sustitución de Javier Castaño, se las vio en su primer turno con un toro del Conde de la Maza que cumplió sin más en el caballo y que apenas se entregó en la muleta del madrileño, que tuvo que esforzarse para al menos poder justificarse, consiguiendo incluso algún pasaje aislado estimable. El quinto fue un astado de Jaralta que quedó inédito en el caballo pero tuvo nobleza en la muleta, lo que aprovechó De Julia para llevar a cabo una labor templada y de buen aire que le valió para cortar la única oreja de la tarde. El local Ricardo Torres apechó en primer lugar con un astado de López Gibaja bravo en el caballo, acudiendo tres veces con largura y fijeza, pero que se vino abajo en el último tercio, desarrollando complicaciones para un torero de poco rodaje que nada más que pudo mostrarse voluntarioso. El sexto, de Ribera de Campocerrado, adoleció de escasa fortaleza y ante él Torres no pasó de aseado en una labor a media altura que no acabó de tomar vuelo.