La Comisión Permanente de la CEE ha manifestado hoy su preocupación por cómo se ha concretado  el desarrollo normativo de la nueva Ley de Educación en lo que refiere a la regulación de la asignatura de Religión Católica. Y es que tras las esperanzas que hacía concebir la nueva Ley, se deja abierta la puerta al incumplimiento tanto del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, como de lo establecido en los Acuerdos Iglesia-Estado. En algunas Comunidades Autónomas la asignatura queda en Enseñanza Primaria con tan solo 45 minutos semanales, un tiempo totalmente insuficiente para proporcionar una educación de calidad, que supone además una reducción del 50% del tiempo del que se dispone en la actualidad. Por otra parte, en Bachillerato la religión queda a merced de la decisión de las Comunidades de Autónomas, e incluso de los centros, sin tener en cuenta lo que establecen los Acuerdos: que debe ser de oferta obligatoria y de elección voluntaria por parte de los padres o de los alumnos mayores de edad. No se trata de ninguna reivindicación de privilegios por parte de la Iglesia, sino de garantizar el derecho constitucional de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones. Esta grave discriminación provocará, además, despidos de profesores de Religión, con la consiguiente alarma en las familias. A pesar de todas las dificultades, dos de cada tres alumnos eligen libremente cada año cursar Religión Católica. Los obispos animan a seguir inscribiéndose en la asignatura, tan decisiva para una educación integral y fundamento de virtudes y de valores.