El Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, ha afirmado esta mañana en "Herrera en COPE" que no va a formar gobierno a cualquier precio. Si tiene ocasión para formarlo, habrá que ver después de las elecciones en qué se concreta esa promesa. Sánchez mantiene en muchos temas un discurso ambiguo y equidistante, que incluso le está suponiendo un serio cuestionamiento de liderazgo dentro de su propio partido. Por otra parte habla de aplicar un programa electoral que, en su caso, tiene las formas y el fondo del zapaterismo. Difícilmente, con esa receta, se puede hablar de modernizar el país y recuperar el Estado del Bienestar. Necesitamos más que nunca propuestas concretas de verdadera regeneración moral, no políticos con la calculadora en la mano que echan las redes a un lado y a otro para pescar en el río revuelto. En política no hay dos escenarios iguales, pero bien haría Pedro Sánchez en analizar lo que ha sucedido en Portugal. Por una parte, los ciudadanos han entendido mayoritariamente el valor de un programa reformista que con mucho esfuerzo ha sacado al país del abismo. Y por otro, el Partido Socialista ha renunciado a formar un frente con la extrema izquierda, permitiendo que gobierne la lista más votada, la del centro-derecha.  Si Pedro Sánchez quiere buscar un referente, aquí tiene un buen espejo en el que mirarse.