El Ayuntamiento de Málaga iniciará a partir de septiembre una ronda de reuniones con los grupos de la oposición para analizar los posibles cambios que se puedan introducir a partir de 2016 en la Feria de Málaga. Antes, habrá una reunión interna entre las distintas áreas municipales implicadas en el día a día de la feria (como Seguridad, Comercio y Vía Pública y el propio área de Fiestas) para detectar los principales problemas y, a partir de ahí, elaborar soluciones. Dice la concejala de Fiestas, Teresa Porras, que el centro histórico se ha quedado pequeño. Valoraciones también desde la oposición municipal. El PSOE pide al alcalde, Francisco de la Torre, que deje de negar el agotamiento que sufre su modelo de Feria y escuche las voces que piden un cambio para el año que viene. El concejal socialista Daniel Pérez dice que el alcalde "sufre del síndrome del traje nuevo del emperador, dibuja una Feria ideal que se ha escapado del control del equipo de gobierno y no ofrece alterminativas para evitrar el consumo excesivo de alcohol.  Desde el grupo de Izquierda Unida reclaman mayor control en la organización de las casetas del Real. Asegura que hay entidades a la espera de licencia a las que no se permite acceder, mientras que sí se permite el realquiler, que da lugar a las macrodiscotecas. En cuanto a la feria del centro histórico, NO creen necesaria su desaparición, pero sí una importante remodelación, dirigida sobre todo a cambiar los hábitos de los jóvenes.    Desde las filas de Málaga Ahora también apuestan por la continuidad de la feria del centro, aunque proponen ampliarla y redistribuirla hacia otros barrios. La Federación Malagueña de Peñas también ha hecho su valoración sobre estas fiestas. El presidente, Miguel Carmona, mantiene su cruzada contra la Feria del Centro y reclama mayor inversión para el Real de Cortijo de Torres, para el que pide mayor inversión. Aunque los más afectados por la feria del centro son precisamente sus vecinos. Desde la Asociación de Vecinos Centro Antiguo critican la limpieza, el ruido y lo que consideran una falta de civismo durante la feria de día, lo que la sitúa al nivel de ciudades como Salou o Magaluf.