El policía al localizar la vivienda de donde procedían los gritos de alarma, observó a un hombre joven que se encontraba inconsciente, tendido en el suelo de la terraza, y rodeado de algunos familiares.    Seguidamente, el agente le practicó al joven una exploración buscando las constantes vitales y fue cuando comprobó que se trataba de una obstrucción de las vías respiratorias, y al no hallar pulso en el hombre procedió de manera inminente a realizar las técnicas de reanimación cardiopulmonar.    Asimismo solicitó a los familiares que alertaran a los servicios de urgencia de la localidad para que se personaran en el lugar. El agente practicó "de manera constante y sin cesar", durante más de 15 minutos, las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta la llegada de los servicios sanitarios, que continuaron con la asistencia al enfermo.    Posteriormente, el joven fue trasladado en estado de coma a un centro sanitario.    Finalmente, los médicos manifestaron a los familiares que gracias a la pronta asistencia que había recibido por parte del policía, el joven había podido salvar la vida, ya que una demora en la actuación habría hecho muy difícil recuperar las constantes vitales y se hubiera producido así una "muerte súbita".