Padilla mostró oficio para resolver ante su complicado primero, que le apretó de lo lindo en banderillas y con el que se esforzó para tratar de robarle pases por uno y otro pitón. Faena, por tanto, de querer mucho, aunque estropeada a última instancia de forma estrepitosa con los aceros.En el cuarto surgió el ciclón, sobrenombre como se le conoce a Padilla, que instrumentó una faena de notable calado en los tendidos por lo bien que lo supo vender. Rodillazos, desplantes y otros alardes, voltereta incluida, lograron meterse en el bolsillo al aficionado alicantino. Por eso, tras la estocada, le concedieron las dos orejas.El primero de Castella fue un toro manejable aunque un punto flojo al que el francés diseñó una labor técnicamente correcta por el lado derecho. Lo que más llegó al tendido fue el arrimón que se pegó con el toro ya en las últimas, manoletinas incluidas en el epílogo. Paseó un trofeo.En el quinto, en cambio, no pudo ser. El toro apenas tuvo tres arrancadas hasta que se agarró definitivamente al piso, echándose incluso a mitad de su lidia. Castella no tuvo otra que abreviar.Lo mejor de la tarde surgió de los trastos de Fandiño. El torero de Orduña hizo un alarde de valor, dominio y poder para imponerse a un primer toro nada claro, al que acabó sometiendo por el pitón derecho en una labor emocionante y sincera. Mató a la perfección y cortó las dos orejas.El sexto fue un toro incierto hasta que se encontró a un Fandiño dispuesto a no dejarse ganar la pelea, para, poco a poco, ir estructurando una labor de interesante argumento artístico. Faena siempre a más, con pasajes más que estimables sobre ambas manos, mejor si cabe al natural. Se atascó esta vez con la espada, y todo se quedó en una ovación de despedida. FICHA DEL FESTEJO Alicante, viernes 20 de junio de 2014. 2ª de Hogueras. Media plaza. Toros de Alcurrucén, el primero como sobrero, aceptablemente presentados, mansurrones, escasos de raza y fuerzas, que en general ofrecieron complicaciones. Destacó el buen sexto, aunque segundo y cuarto también se dejaron aunque sin terminar de romper lo suficiente. Juan José Padilla, silencio tras aviso y dos orejas. Sebastián Castella, oreja y silencio. Iván Fandiño, dos orejas y ovación.