La polémica por las prospecciones de petróleo en las cercanías de Canarias no deja de causar sorpresa, sobre todo por la actitud de los responsables políticos de esa Comunidad Autónoma que pretenden incluso llevar este asunto a una consulta popular. Desgraciadamente en este debate no suele primar la precisión de los datos y los argumentos. Como ha señalado el Ministro de Industria, José Manuel Soria, en los micrófonos de la Cadena COPE, “no hay país en el mundo que descarte saber si hay petróleo en su territorio”. Si bien es necesario impulsar que la investigación y el desarrollo avancen en el campo de las energías renovables, no podemos cerrar los ojos a los efectos beneficiosos de explotación de las fuentes clásicas de energía.Es lógico reclamar las máximas garantías de seguridad en la exploración, análisis y extracción del petróleo descubierto, pero no tiene sentido alentar la alarma social sobre los efectos de esa extracción  en la ecología y en el turismo, basándose en especulaciones y en futuribles hipotéticos, y no en datos rigurosos. La experiencia de la compatibilidad entre turismo e industria en Brasil, Noruega, Méjico, o incluso Italia, entre otros países, debe tenerse en cuenta para evitar falsas polémicas. Negarse a la evidencia de lo que representaría para la economía y para el empleo, en las Islas y en el conjunto de España, la extracción de miles de barriles de crudo, es una miopía y una falta de responsabilidad política.