La búsqueda de la paz es larga y requiere paciencia y perseverancia. Así nos los ha recordado el Papa Francisco este domingo, después de agradecer a todos los que, de diferentes maneras, se adhirieron a la vigilia de oración y ayuno del sábado. Fue un gesto elocuente, secundado por millones de personas en todo el mundo. Pero el camino no termina ahí. El compromiso continúa y hay que seguir adelante con la oración y las obras de la paz.Cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo, aparecen la violencia, la división, la rivalidad y la guerra. En esas circunstancias, también hoy, seguimos prologando la historia de enfrentamiento entre hermanos y nos dejamos llevar por nuestros intereses, incluso haciendo más sutiles nuestras razones para justificarnos.La violencia, la guerra traen sólo muerte. El Papa nos ha invitado a que sigamos rezando para que cese inmediatamente la violencia y la devastación en Siria y para que se trabaje con un renovado compromiso por una solución justa al conflicto fratricida. Tenemos en la mano seguir poniendo nuestro imprescindible granito de arena para que pare el sonido de las armas. Estamos a tiempo. Convirtámonos todos, en cualquier lugar donde nos encontremos, en hombres y mujeres de reconciliación y de paz.