En una reciente investigación se ha comprobado que la temperatura en las casas de EE.UU. y el Reino Unido ha aumentado una media de cuatro o cinco grados en los últimos 50 años, precisamente cuando la epidemia de obesidad se ha hecho más evidente.
Dicho de otro modo: el estilo de vida actual hace que necesitemos menos calorías para mantener la temperatura corporal y, en cambio, la ingesta calórica no ha disminuido proporcionalmente. Una consecuencia directa de esta realidad es la epidemia de exceso de peso y obesidad que estamos padeciendo.
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Según ha explicado Guisasola, "en el organismo tenemos un mecanismo que es la termogénesis para producir calor para mantener nuestra temperatura corporal". "Si nuestro organismo no tiene la necesidad de generar calor para adaptarse a las temperaturas frías del entorno quiere decir que estamos ahorramos calorías continuamente", ya que. "si la calefacción está muy alta la termogénesis supone un esfuerzo menor" y por lo tanto menos calorías quemadas.