La hoja de ruta que ha diseñado el Presidente de la Generalitat para conseguir su objetivo de una Cataluña independiente supone una nueva huída hacia delante, una vez que el proceso secesionista se ha dado de bruces con la legalidad, con la Constitución que es garantía de los principios de libertad y de igualdad de todos ante la ley. Ahora Mas pretende enrocarse, aguantar y ganar tiempo, con la propuesta de una lista única de formaciones secesionistas y un proceso de sucesivas elecciones que habrían de desembocar en la independencia. De nuevo Mas dibuja sus quimeras sin importarle el coste en términos de ruptura de la convivencia y de desconfianza internacional.De confirmarse este escenario, por otra parte bastante volátil, Cataluña perderá dos años más en la búsqueda de soluciones a los problemas reales. Como ha recordado el Presidente Rajoy en el Congreso, los catalanes viven en un permanente déficit de gobierno. Dar la espalda a los problemas reales y querer imponer la uniformidad política y social ha sido una tentación permanente en quienes se consideran salvadores, en lugar de representantes de los ciudadanos. Mas suele acusar al Ejecutivo de Rajoy de refugiarse en la ley para no hacer política. Nada puede hacerse democráticamente fuera del ámbito de la ley, pero además es el  nacionalismo quien ha renunciado a la política para entregarse a sus ensueños.