Una encuesta realizada ayer en Estados Unidos, muestra que el sesenta por ciento de la población está de acuerdo con la nueva estrategia adoptada por el presidente Obama de aparcar, por ahora, el previsto ataque a Siria, tras la propuesta rusa de poner bajo control internacional las armas químicas del régimen sirio. Será el Consejo de Seguridad de la ONU el que tome la decisión, una vez que el presidente Asad se ha mostrado dispuesto a desprenderse de esas armas. Por desgracia este compás de espera no parece tener efecto en la guerra civil en que está envuelta Siria desde hace dos años y medio y donde siguen cometiéndose salvajes actos de violencia.Un informe de la ONU, al margen de la investigación en curso sobre el uso de armas químicas, demuestra que el régimen de Asad no ha dejado de cometer matanzas entre la población civil al incrementar sus operaciones para ganar terreno perdido. Igualmente, acusa a las fuerzas rebeldes, incluidos los islamistas extranjeros, de clamorosos crímenes de guerra con ejecuciones masivas, secuestros y bombardeos de poblaciones civiles, sin temor a rendir cuentas a nadie. Los inspectores de la ONU consideran que es imperativa una solución política a la guerra civil, al tiempo que instan a la interrupción de los suministros de armas a los dos bandos. Se demuestra así, como viene sosteniendo el Papa, el sinsentido que tendría un ataque occidental unilateral, en lugar de apurar todos los esfuerzos destinados a terminar con esta guerra.