Hace mucho tiempo que Míchel perdió buena parte de su crédito. El entrenador parece desbordado por la situación, incapaz de hacer resucitar a un Sevilla que sobrevive a impulsos y se mantiene de pie gracias a las puertas que ha abierto en la Copa del Rey. El equipo se juega mucho en Valencia, pero Míchel sólo tiene recursos para tirar de tópicos: “Siempre nos planteamos ir a ganar. Vamos a un campo que siempre es importante y un escenario bueno para desarrollar lo que somos capaces. Estamos en disposición de trasladar lo que entrenamos y poner en dificultades al equipo de Valverde e incluso ganar". Un mensaje muy pobre. Lo peor de todo es que el entrenador, escaso de soluciones, empieza a taparse detrás de la falta de estabilidad que parece reinar en el club: “El otro día lo dijo muy bien Caparrós, que necesitamos estar todos unidos. Podríamos decir que la inestabilidad viene de los resultados, pero ya ocurría esto desde el inicio de la temporada porque el ambiente en casa no es el propicio. Sevillistas supongo que somos todos. Se trata de que el equipo vaya bien y de estar lo más arriba posible, pero si no es así, lo que no podemos es darle ventaja al rival”. El entrenador insiste en su preocupación por el estado mental de la mayor parte de sus futbolistas: "Ayer hablé con seis jugadores, puede distraerles las informaciones de ofertas, pero sobre todo si no ganamos. Yo no sé quien tiene ofertas o no”. A partir de aquí, Míchel se limita a acudir a las lamentaciones: “Nos encontramos fuera de donde debemos estar. Tendríamos que tener algún punto más. El bagaje es menor de lo que creo que hemos hecho". Y a dar capotazos acerca de las posibles salidas: “El que tiene la información es Monchi. Lo dijo bien Caparrós, el sevillismo necesita unión. Inestabilidad ha habido desde el principio de temporada. El que debe estar de especulaciones hasta arriba es Monchi, él tendrá muchas cosas que decir. No creo que Del Nido me haya engañado con el motivo de su viaje a Londres". El técnico asume que la situación no es la mejor, pero entiende que a veces se exagera: "Parece que los triunfadores son ellos. Pasamos nosotros. En una desconexión recibimos dos goles, es cierto. El equipo a veces tiene ansiedad, intentamos que estén aislados. En el 0-5 de Mallorca repitió un 50 por ciento del equipo del miércoles y demostramos buenas cosas. En La Romareda va a estar el Sevilla, no el Mallorca". En fin, el mensaje de Míchel es cada día más insignificante.