Las leyes vigentes en España no reconocen ni protegen al matrimonio en su especificidad. Desde 2005, los españoles dejaron de ser reconocidos expresamente como “esposo” o “esposa” y han de inscribirse en el Registro Civil como “cónyuge A” o “cónyuge B”. Mucha gente piensa que esa ley supuso un hito en la extensión de derechos. No es cierto: supuso la redefinición del matrimonio, con el perjuicio evidente que de tal despropósito se deriva para el bien común.   En su día el Partido Popular manifestó que la opción más justa era reservar el matrimonio para la unión entre un hombre y una mujer. Asimismo apoyaron el recurso de inconstitucionalidad contra la ley de 2005. Dada la situación en la que nos encontramos, el Presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, escribe hoy en ABC una carta abierta al Presidente del Gobierno, recordándole sus compromisos públicos en esta materia. Le pide que no se ampare en la última sentencia del Constitucional para evitar mojarse en un tema tan importante, porque la pelota está en el tejado de la mayoría parlamentaria. Rajoy ha demostrado una admirable independencia de criterio en otros asuntos y no se acaba de entender que algo tan valioso como el matrimonio no cuente con una regulación específica para quienes, en libertad, eligen esta forma de vida. Todos somos conscientes de las urgencias que están sobre la mesa del Ejecutivo, pero no  deberían ser una coartada para eludir algo tan importante, que además ha sido objeto de compromiso público. Está en juego el bien social que es la familia.