“No hay justicia sin igualdad” es el lema de la Jornada Nacional de Manos Unidas de este año. La ONG para el desarrollo de la Iglesia católica, fundada y formada principalmente por mujeres, dedica su Campaña  precisamente a combatir la desigualdad de sexos y a mejorar las condiciones de vida de la mujer, el octavo de los Objetivos de Milenio. En un contexto marcado por los recortes en la cooperación al desarrollo, la colecta de hoy en las Misas servirá para financiar programas centrados preferentemente en entornos rurales de Honduras, el estado indio de Karnataka y Sudán del Sur. El objetivo es contribuir a erradicar tragedias como el abuso sexual contra la mujer, o el infanticidio y el aborto selectivo de niñas. Pero además Manos Unidas recuerda que la pobreza, el hambre o el analfabetismo tienen un rostro abrumadoramente femenino. Manos Unidas hace estas denuncias, no sin recordar también su rechazo a algunas corrientes ideológicas, que a veces en nombre de nobles objetivos, terminan presentando una imagen distorsionada del ser humano o atacando a la institución familiar. La Campaña recuerda que la Iglesia enseña que Dios ha creado al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, y que ambos son iguales en dignidad y se complementan mutuamente. Precisamente por esa interdependencia, la penosa situación de millones de mujeres es un escándalo que no puede dejar indiferente a nadie.