Sin gol no hay fútbol, decía un slogan publicitario. En el Málaga se lo aplican. En tres jornadas no han marcado. Un dato importante, pero no alarmante. No es el único. También en descargo está que solo ha encajado un gol, el de Vermaelen en la única derrota por ahora. La falta de puntería vuelve a ser un mal endémico en este equipo, pero ahora también preocupa la incapacidad malaguista para crear el suficiente caudal ofensivo. Es decir, que el Málaga ya no genera las suficientes ocasiones para ser acreedor del gol. Ante el Sevilla, el equipo de Gracia mostró una buena imagen, le anularon un gol legal y supo aprovechar que los hispalenses contaban con un jugador menos desde mediada la segunda mitad. No marcó, pero generó hasta dieciocho remates a puerta –5 entre palos y 13 fuera de ellos–. Contra el Barcelona en el Camp Nou, cualquier atisbo de presencia ofensiva ya parecía un logro. Logró rematar cuatro veces siendo sólo una entre palos. Ante el Eibar, el Málaga se mostró más romo en su juego, aunque provocó hasta diez remates sobre la portería de Riesgo (4 entre palos y 6 fuera). Tranquilidad piden desde el entorno malaguista. El viernes en Getafe debe darse un punto de inflexión.