El rescate de Chipre estaba descontado y no suponía hasta la madrugada del sábado mayor problema para la estabilidad del euro. Había dinero suficiente y el país es tan pequeño que no tiene capacidad de perturbar a la moneda única. Pero la troika ha decidido este fin de semana acompañar la ayuda de 10.000 millones de euros con una quita en los depósitos bancarios del 10 por ciento para importes superiores a los 100.000 euros. A estas horas Alemania niega que haya sido Merkel quien haya impuesto esa decisión. El caso es que se ha querido hacer llegar el mensaje de que los países del Norte de Europa no van a respaldar el gratis total y van a exigir esfuerzos para corregir los excesos del pasado. La gran pregunta es si la fórmula elegida para hacerlo es la conveniente. Para el rescate de Portugal, por ejemplo,  la troika está utilizando otra fórmula: ha impuesto durísimos ajustes pero no ha tocado los depósitos bancarios. En realidad es la primera vez que se recurre a esta fórmula que algunos ya empiezan a llamar corralito. Y probablemente “expropiar” parte de los depósitos sea contraproducente  porque crea una gran inseguridad. Ya veremos qué sucede cuando abran los bancos en Chipre. Muchos europeos del Sur pueden empezar a pensar que sus ahorros no están seguros. La apertura de los mercados este lunes así lo refleja.