Para la FPTM, se trata de una compañía americana que "a través de la aplicación Uber Pop va a operar sin pagar impuestos y sin disponer de las licencias requeridas para el transporte de viajeros según la legislación española", señala el presidente de la Federación, Julio Sanz.También critica la "permisividad y el silencio" de los diferentes responsables políticos y que "no hayan querido o sabido atajar la implantación de esta aplicación en España", ya que desde las movilizaciones del pasado mes de junio se creó "una comisión interministerial que, a día de hoy, no ha emitido un dictamen"."Estamos en contra de todo el transporte que, ilegalmente, realiza una actividad paralela sin contar con los preceptivos permisos administrativos", asegura en un comunicado en el que también critica que la empresa "desprecia las más elementales normas legales de nuestro país".La FPTM, al igual que otras organizaciones del sector en España (Fedetaxi, CTE, Unalt), considera "insuficientes" las medidas de los ministerios de Hacienda y de Fomento, junto con las CCAA, respecto al control, inspecciones y sanciones a los servicios de Uber Pop y a otros de coche compartido que "resulten contrarios a la ley".De ahí que los taxistas madrileños anuncien "medidas contundentes que estimen oportunas ante la incapacidad de los diferentes estamentos de la Administración de hacer guardar el Estado de derecho"."Es el momento de que los políticos decidan si están de lado de los ciudadanos que cumplen la ley o a favor de lobbies multimillonarios que las incumplen", sentencian desde la Federación.Según recuerda la FPTM, Uber cerró el pasado junio una ronda de inversión de 1.200 millones de dólares liderada por fondos de Fidelity, Wellington y Blackrock, que valoraron el 100% de la empresa en 18.000 millones.Además, asegura que está participada por Google Ventures, que invirtió 250 millones de euros en ella en agosto de 2013, y cuenta con accionistas tan poderosos como los fondos Benchmark Capital o Menlo Ventures, además del banco de inversión Goldman Sachs, concluye la nota.