Ante un escenario cada vez más complicado, con la preocupación por una tercera Intifada en el ambiente, la voz de la Iglesia se vuelve a alzar en Oriente Medio para condenar enérgicamente la violencia y pedir a los líderes políticos una actuación. Cáritas Jerusalén ha emitido un comunicado para llamar a la cordura y a la negociación entre las partes, en el que denuncia que lo más preocupante es el aumento del miedo entre unos y otros, que puede llegar a convertirse en histeria o pánico, y a una incitación que conduzca a consecuencias dramáticas, como el asesinato de personas inocentes solo porque se sospecha que puedan ser peligrosas o porque su aspecto es distinto. La gran mayoría de israelíes y palestinos no quieren una escalada que conduzca hacia una tercera Intifada, por eso Cáritas urge a tomar la valiente decisión de volver a la mesa de negociaciones para ofrecer esperanza a las dos partes en lugar de la situación de desesperación en la que parece haberse instalado Tierra Santa. Es difícil, pero ahora hay que estar a su lado con más fuerza. Los católicos tenemos que seguir peregrinando a Tierra Santa. De no hacerlo, el sector turístico se vendrá abajo, especialmente en Belén, donde la mayoría de la población depende de él para poder vivir. La gravedad del llamamiento está más que justificada. Si alguien no debe abandonarles, somos nosotros.