La libertad religiosa es la prueba y el barómetro del cumplimiento de los Derechos Humanos. La comparecencia del Director de la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada” ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, con motivo del incremento de los casos de persecución religiosa de los cristianos en el mundo, es un dato significativo de la creciente toma de conciencia en nuestra sociedad ante un fenómeno que está desestabilizando el orden mundial. Aunque algunos medios de comunicación silencien de forma irresponsable estas masacres, el incremento de la sensibilidad social hacia este problema debe traducirse en medidas de carácter político.Hay que agradecer a los políticos españoles la sensibilidad hacia la persecución religiosa, que sufren muy especialmente los cristianos en  diversas partes del mundo. Particularmente en aquellos lugares en los que opera el Estado Islámico o sus franquicias regionales. Los atentados de esta naturaleza se han incrementado en cincuenta y cinco países, lo que produce, entre otros efectos, que el número de cristianos en Oriente Medio se haya reducido dramáticamente. Más allá de diferencias ideológicas, es hora de que se produzca un pacto moral de toda la sociedad en defensa de la libertad religiosa y de las minorías cristianas perseguidas. La salvaguarda de la libertad religiosa es una de las principales garantías para que se cumplan los derechos humanos y se alcancen la estabilidad y la paz.