Según las encuestas, en las próximas elecciones andaluzas no ganará ningún partido por mayoría absoluta. La pregunta que se plantea es con quién pactará el partido que quede en primer lugar que, en este caso, todo apunta que será el Partido Socialista. Cabría preguntarse también cómo es posible que el PSOE, después de los casos de corrupción que no dejan de acumularse desde hace años, se perfile nuevamente como ganador. Es un fenómeno que tiene que ver con la cultura política de esta comunidad, en la que los socialistas han implantado un sistema clientelar y han desactivado en buena parte los controles institucionales. La lentitud de los procesos judiciales abiertos, el liderazgo de Susana Díaz y el escaso tiempo del que ha dispuesto el candidato popular, Moreno Bonilla, completan la explicación. Toda la atención está puesta en lo que harán los dos partidos principales a la hora de negociar unos pactos necesarios para formar gobierno. El PSOE,   hasta ahora, ha mostrado sus preferencias por una Izquierda Unida en vías de desaparición. ¿Se inclinará el PSOE a pactar con el aventurado populismo del chavista Pablo Iglesias? ¿Permitirá el PP un gobierno en minoría del PSOE? ¿O tendrá la llave el emergente partido centrista “Ciudadanos”? Andalucía se ha convertido en el laboratorio de lo que ocurrirá tras las elecciones de mayo, y más aún, tras las Generales de finales de año, en las que estará en juego la recuperación económica así como la estabilidad política y social de España.