La suspensión del referéndum del 9N no ha hecho más que dilatar la solución de un problema que no está cerrado. Artur Mas quizás acabe siendo rehén de su propia estrategia, pero a día de hoy sigue siendo el Presidente de la Generalitat. Y no parece que esté dispuesto a una convocatoria de elecciones anticipadas.En el caso de presentar una lista única independentista, algo que parece forzar el partido de Mas, quizás sería posible el adelanto electoral, pero a estas alturas es improbable que Esquerra lo acepte, y CiU no quiere una confrontación electoral abierta con los republicanos. A esto se suman las intenciones de la Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural, que con toda seguridad se darán a conocer el próximo domingo, así como la propuesta de pacto entre CiU y el PSC que Miguel Iceta anunció antes del verano pasado.El Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, garantizar el cumplimiento de la ley. Ha bastado una decisión clara del Constitucional para que se dividiera el independentismo. Pero esto no ha acabado. Ahora ha llegado el momento de la iniciativa política, de buscar soluciones imaginativas que en la medida de lo posible acaben con la polarización. Ha llegado el momento de hacer mucha pedagogía. No basta con hacer que se cumpla la ley. Es una tarea que lleva años aplazada