José Francisco García Romo subía los picos más altos de las montañas de medio mundo hasta que se puso en su camino uno que no esperaba: cáncer de riñón. Un reto al que no dudó enfrentarse como si fuera una de sus altas montañas. Es más, cuando hace balance del esfuerzo entre subir un 7.000 o luchar contra el cáncer cree que son equiparables.

El suyo no es el único caso por lo que creó la Asociación de Alpinistas con Cáncer. También ayudó a su hermana a superar la enfermedad y se apoyaron los dos en el amor por la naturaleza. “La montaña es donde mi hermana y yo mejor nos encontramos. Curiosamente nos detectaron el cáncer al venir de unas expediciones en Kirdistán”.

Como buen aventurero, necesitaba enfrentarse a un reto. Comenzaron a colaborar con hospitales españoles que atendían a niños con cáncer. Sin embargo, “viendo que aquí el nivel de la sanidad, cuando sales fuera a escalar las montañas en otros países, no tiene nada que ver con lo que te encuentras fuera. Seguimos trabajando con hospitales españoles pero ahora volcamos todas nuestras acciones en centros de Asia”.

Hasta el 10 de marzo se puede visitar la exposición 'Nepal en la retina'. Se exponen unas treinta obras de doce fotógrafos en las que se puede ver imágenes del país tras el terremoto de 2015. Los beneficios se destinarán a la creación de un ala infantil en el hospital de Phaplu en Nepal.

El próximo reto será dentro del mundo de la bici. Ha creado un grupo para dar visibilidad al cáncer de mama metastásico y correr los 120 kilómetros de orbea monegros. “A las pacientes se las tiene como enfermas terminales cuando lo que hay que hacer es investigar e invertir”.