Como si del mundo al revés se tratara, aquellos que se han distinguido por provocar y abrir conflictos gratuitos son los que se sienten aludidos y ven una provocación en las palabras del Ministro de Defensa. Esta es la situación surrealista desencadenada tras las palabras equilibradas del Ministro Morenés en la Pascua Militar, acerca del papel del Ejército y de la inconveniencia de arrastrarle al proceloso terreno del debate político.   El que invoca la Ley no provoca; provoca más bien el que, por sistema, se coloca como víctima mientras es él mismo quien se sitúa al margen de la Constitución. Esta actitud, por desgracia recurrente en los últimos tiempos, es la que han vuelto a adoptar ahora la Presidenta del Parlamento catalán y el portavoz del Ejecutivo vasco.   Una verdadera provocación y un comportamiento fuera de lugar es el que están teniendo algunos nacionalistas echados al monte, desleales con los principios fundamentales del Estado de Derecho. Su reacción desmesurada y victimista ante el moderado discurso del Ministro muestra hasta qué punto las palabras de Pedro Morenés han dado en el clavo, y muestra también la radicalidad en la que se han instalado algunos nacionalistas, ofreciendo la sensación de no poder ni saber dar marcha atrás en el absurdo camino que han emprendido.