El guión que utilizó Putín para anexionarse Crimea lo está repitiendo en Ucrania del Este. Pero Kiev, como es lógico, no está en esta ocasión dispuesto a ceder. Lo que ha sucedido este fin de semana muestra hasta qué punto estamos ante una auténtica guerra civil. No hay dos frentes claros, la división extrema entre pro-ucranianos y pro-rusos ha sido inducida por Moscú.Kiev tiene toda la legitimidad para intentar recuperar el control de los bastiones separatistas como Slaviansk. Pero no lo consigue porque el Gobierno Ucraniano es muy débil y no cuenta con un apoyo real. Esa debilidad es la que ha provocado que no controlase a los grupos radicales contrarios a Rusia que provocaron el viernes la masacre de Odesa. Los cuarenta muertos le han dado a Putin, por desgracia, munición para su afán expansionista.Estados Unidos y la Unión Europea no están a la altura de las circunstancias. La reunión del viernes entre Merkel y Obama fue un fiasco: se cerró con nuevas amenazas de sanciones que no significan nada. Si Occidente no aprieta realmente a Putin con medidas económicas contundentes no se podrá detener el conflicto. Da la sensación que hemos aceptado una nueva guerra como la de ex Yugoslavia y una solución tan nefasta como la de Bosnia-Herzegovina.