Para entender lo que está sucediendo en la Iglesia se puede optar por leer a Dan Brown e intentar descifrar los códigos de la ficción literaria, o elegir el camino de la verdad sencilla, atendiendo a los gestos y a las palabras fiables, y escuchando el latir del corazón de tantos millones de católicos en todo el mundo. La Iglesia está viva, como ha recordado en los últimos días el ahora Papa emérito, Benedicto XVI. Con palabras de Romano Guardini, la Iglesia no es una realidad pasada, es una realidad viva. Está viva y como cuerpo vivo se transforma, pero su naturaleza permanece porque su corazón es Cristo. Como al teólogo alemán, maestro espiritual de Benedicto XVI, a nosotros nos debe preocupar conocer la verdad de Dios y la verdad sobre el hombre, descubrir qué significa la visión cristiana del mundo, y no dejarnos arrastrar por la explosión de tantas opiniones falaces. Nuestro empeño debe ser conocer la verdad y, lógicamente, utilizar los medios adecuados para ello. Cristo y la Iglesia están íntimamente unidos. Por eso, en medio de las tempestades provocadas por quienes aprovechan el período de Sede Vacante para intensificar la fabulación, es importante mantener la serenidad, en la seguridad de que la Iglesia no está sola. Como nos ha recordado este domingo el Cardenal Amigo, en La Mañana del Fin de Semana, en COPE, la Iglesia no está sola porque es Cristo quien la guía. Con esa confianza es mucho más fácil prestar atención a lo esencial y ponernos en manos de Dios para vivir, desde el espíritu de conversión tan propio de este tiempo cuaresmal, los intensos días que vamos a disfrutar en las próximas semanas.