La inmigración ilegal desde las costas libias se ha convertido en un floreciente negocio, multimillonario, que genera cientos de empleos directos e indirectos: desde los conductores de convoyes que transportan a los inmigrantes por las rutas clandestinas hacia Libia, “guardianes” de almacenes en donde los inmigrantes, una vez ya saldado el pago del viaje en la embarcación, son encerrados en condiciones de hacinamiento, sin luz exterior y sin comida, hasta los camioneros que trasladan las lanchas a las playas libias para llenarlas de vidas desesperadas que buscan un refugio en cualquier lugar de Europa. Ésta es sólo una de las caras más oscuras de una mafia transversal que nace en los países africanos golpeados por frágiles economías, una despiadada violencia política y conflictos armados de todo tipo.En este contexto, miles de personas se echan a las rutas clandestinas, a veces, ignorando el destino, peor aún, la agresividad con la que actúan los grupos armados libios implicados en el tráfico de personas. Testigos de estos caminos infernales dan cuenta de las amenazas de muerte que a punta de kalashnikov se enfrentan los inmigrantes que en el momento de embarcar dan un paso atrás, por miedo al mar. La mayoría de los africanos no saben nadar pero albergan la esperanza de que antes de caer a las aguas del mediterráneo, una patrullera, barco o cualquier equipo de salvamento desplegado en la zona les socorrerá.El incremento de los flujos migratorios ha hecho que la operación de la Unión Europea en el Mediterráneo, EUNAVFOR MED SOPHIA, emplee todos sus medios en la identificación de las redes mafiosas para desactivarlas. Un reto, teniendo en cuenta que las mafias no sólo están compuestas por mercenarios que lanzan los emigrantes al mar, también están implicados los Estados africanos, como informó a COPE, agentes sociales destinados en Níger, la primera plataforma para la acogida, tránsito y expulsión de inmigrantes.La Fragata Navarra de la Armada española trabaja precisamente, desde el Centro de Información y Combate (CIC) de La Navarra, en la identificación de redes mafiosas situadas en aguas internacionales para luego apresarlas. No siempre es fácil cuando éstas permanecen dentro de las doce millas que separa las costas libias de la zona de operaciones donde actúan los marinos. En esta zona, varias embarcaciones al día con centenares de personas a bordo son socorridos por las fragatas desplegadas, entre ellas, la española que prevé nuevas salidas de lanchas neumáticas con el buen tiempo que se avecina. ¿Qué ocurre cuando los emigrantes son rescatados en aras de neutralizar la mafia? “Una vez rescatados los emigrantes, seguros a bordo de nuestra fragata, vamos a inutilizar las embarcaciones para que los traficantes no puedan volver a utilizarlas. En lo que llevamos de misión, La Navarra ha destruido 31 embarcaciones, 28 neumáticas y 3 barcazas de madera. Son embarcaciones muy sencillas, unas condiciones de seguridad nulas donde los emigrantes navegan en un modo lamentable”, nos decía, Jesús Ferragut, Teniente de Navío y lingüista en esta misión de La Navarra. "Hemos destruido 31 embarcaciones en dos meses"