El nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy ha comenzado este viernes su tarea ante una gran expectativa social. Tendrá que pasar cierto tiempo para comprobar hasta qué punto las intenciones de diálogo y de consenso se convierten en realidad, pero los mimbres ya están puestos y parecen los adecuados. El mensaje de estabilidad y de rigor técnico negociador ha empezado a calar al menos por las reacciones políticas que se han producido en estas últimas horas. Un mensaje que en no poca medida depende de cómo el ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, titular de la cartera de Educación, sepa transmitir los logros a la sociedad. El tono conciliador que caracteriza al titular de la cartera de Educación es un aval para el prioritario pacto educativo que garantice la estabilidad del sistema de formación integral de las nuevas generaciones. La trayectoria diplomática y el perfil de experto negociador del nuevo ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, apuntalan la pretensión de tener una voz relevante en el consorcio europeo. La ratificación de Guindos y Montoro es una apuesta segura por garantizar el crecimiento económico y le control del gasto público. La Vicepresidenta Saenz de Santamaría tiene por delante el reto de ofrecer una respuesta adecuada al problema catalán. Los ministros De La Serna, Zoido y la catalana Monserrat van a permitir la inclusión de las nuevas sensibilidades regionales al tiempo que ofrecen el aire fresco de una generación que emerege en la política nacional. Mariano Rajoy, con este gabinete, ha lanzado un mensaje de seriedad a Europa y además está pensando en una legislatura de larga duración. Una legislatura en la que el Partido Popular respondera a la política real que demanda la ciudadanía frente a la demagogia y el populismo de los aprendices de brujo.