Esta normativa quiere ser más estricta con el sistema de reparto del consumo centralizado, que cada propietario pague por la calefacción que gasta. Cumplir con la norma no va a salir gratis a las familias que calefacción central. Hay que tener en cuenta el aspecto económico y sobre todo la fecha límite para tener instalado el contador: el 31 de diciembre de 2016. A partir de entonces, el sistema de cálculo por coeficientes, es decir, según los metros cuadrados de la vivienda, pasará a la historia y cada piso pagará en función del calor que realmente consume. Los expertos insisten en los beneficios de tener contadores individuales y aseguran que el ahorro es del 20%. "Es cuestión de comportamiento humano. Si sabes y pagas por lo que gastas no despilfarrarás. Si no usas nunca una de las habitaciones de tu casa, cerrarás el radiador", aseguran. Los dispositivos cuestan de 20 a 25 euros cada uno más el coste del servicio de conteo (unos 4 euros anuales por radiador). Otra opción es alquilar los dispositivos a una empresa especializada por unos 7 euros al año por cada radiador. Lo más habitual es que una vivienda cuente con unos 6 radiadores