Con el lema “La familia es un lugar privilegiado”, Madrid vuelve a ser la capital mundial de la familia, aunque esta vez, con protagonismo compartido. Las Basílicas de Loreto y de Nazaret acogen grandes encuentros, como también la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, donde acompaña al cardenal Martínez Sistach el Presidente del Consejo Pontificio para la Familia. Se corrobora así el pleno acierto de la iniciativa lanzada en Madrid hace siete años por el cardenal Rouco, con la colaboración de diversas realidades eclesiales, en particular del Camino Neocatecumenal. La gran Misa en el día de la Sagrada Familia en la Plaza de Colón se ha consolidado como gran acontecimiento en mitad de las fiestas navideñas, que lanza un fuerte mensaje a una sociedad marcadamente individualista y proclama que el secreto de la felicidad consiste en darse sin reservas a los demás. La alternativa a la familia no es más libertad, sino más soledad, sufrimiento y marginación. Frente a las dolorosas consecuencias personales y sociales del deterioro de la familia, resulta impactante el testimonio de miles de familias que acuden al completo cada año desde diversos puntos de Europa a Madrid, para anunciar que sí es posible comprometerse para siempre, y que en la Iglesia se sienten acompañadas en sus dificultades cotidianas. Todo el mundo, sin exclusión de nadie, es bienvenido a este gran encuentro de familias cristianas, que es un gran signo de esperanza para toda la sociedad.