Se llama Annegrett Kramp-Karrenbauer, tiene 55 años y hasta ahora era la presidenta regional de El Sarre. Ella misma se propuso a Merkel como su sucesora al frente de la CDU y posible candidata conservadora a la Cancillería de Berlín en las próximas elecciones y la canciller Merkel acaba de anunciar su designación para la votación que la CDU llevará a cabo el próximo lunes 26 de febrero.

“La decisión ha sido difícil para mí porque el electorado del Sarre me había dado su confianza, con más del 40% de los votos y esa no es una responsabilidad que pueda dejarse alegremente, pero creo que vivimos el momento político más difícil de la historia reciente de Alemania y en momentos como este no vale con decir lo que habría que hacer, sino que es necesario asumir responsabilidades y ponerse manos a la obra”. Así ha explicado Annegrett Kramp-Karrenbauer su paso al frente, que es visto como un signo de continuidad.

AKK, como la llaman abreviadamente en el partido, ha sido una de las firmes defensoras de la política de refugiados de Merkel, posición que asumió desde su fe católica. Ha levantado algunas polémicas, al comparar por ejemplo la homosexualidad con el incesto o la poligamia, lo que no ha evitado que ganase las últimas elecciones regionales con un sorprendente 40,7%. Ha formado gobierno con liberales y Verdes, lo que da muestra de su capacidad de diálogo con otras formaciones políticas, y tiene numerosas conexiones personales y familiares con Francia, lo que habla de un europeísmo que viene de serie.

“Espero impulsar un proceso de renovación programática que tenga en cuenta tanto las raíces liberales como las raíces conservadoras dentro del partido”, ha dicho la propia Kramp-Karrenbauer en su primera comparecencia como secretaria general designada, a la que ha acudido vestida con unos colores vetados en el manido guardarropa de Merkel y con los que da a entender que su designación aportará novedades.