Este sábado han sido beatificados 26 mártires capuchinos que fueron asesinados en la cruenta persecución que sufrió la Iglesia en España durante el pasado siglo. El Papa Francisco se ha referido a ellos tras el Ángelus de este domingo en la Plaza de San Pedro y ha recordado que, por desgracia, la persecución a los cristianos sigue existiendo hoy, también en su forma más cruel, en diferentes partes del mundo. Por eso nos ha pedido expresamente que recemos por ellos y que lo hagamos particularmente por él y por el importante viaje a África que emprende este próximo miércoles. A nadie se le escapan las dificultades que comporta un viaje en el que el Papa va como peregrino de la misericordia y de la paz a una tierra lacerada por el yihadismo. Sin embargo, Uganda, Kenia y la República Centroafricana le esperan. Necesitan, ahora más que nunca, un mensaje de esperanza.La esperanza cristiana vence al miedo; construye, no destruye, y, como nos ha dicho esta semana el Cardenal Parolín, Secretario de Estado vaticano, es el momento de recordar que nadie debe usar el nombre de Dios para justificar la violencia y de hacer un llamamiento a todas las religiones para que sean lo que ellas son en verdad y lo que deben ser: agentes de bien y constructoras de paz y de reconciliación para el mundo de hoy.