Andalucía está oficialmente en campaña electoral, la primera de un intensoaño político, con las elecciones de mayo en la agenda inmediata y las generales unos meses más tarde. El CIS da ganadora a Susana Díaz, pese a la mala imagen de los andaluces sobre la gestión del Partido Socialista. El paro y la corrupción, las dos grandes preocupaciones ciudadanas, azotan a Andalucía como a ninguna otra región, pero según esta encuesta la oposición no ha sido capaz de madurar una alternativa creíble. Los resultados aconsejan cautela, porque un 40% de los encuestados reconocen no tener decidido su voto. Con todo, los resultados adjudicados al PP deben resultar inquietantes para este partido; de confirmarse, auguran turbulencias para los conservadores en el resto de España. Pero tampoco el PSOE va a tener las cosas fáciles. Con el hundimiento de IU, igualada en intención de voto con el partido emergente, Ciudadanos, Susana Díaz tendrá que elegir entre pactar con el PP o con la ultraizquierda de Podemos, uno de los grandes asuntos que dividen a los socialistas, al margen de la rivalidad personal de Díaz con Pedro Sánchez. Se abre así un preocupante panorama de inestabilidad política en España. La situación requeriría de los grandes partidos un claro sentido de Estado y firme voluntad de regeneración, pero no parece que ése sea ahora mismo el diagnóstico de la situación que hacen sus cúpulas.