No parece de recibo que un representante público de la administración, en este caso el alcalde de Córdoba, se queje de la burocracia. Porque la burocracia ha sido la explicación que Nieto ha dado ante la no puesta en marcha todavía del proyecto Agrópolis que  se presentó hace más de un año y que, según el alcalde, está “padeciendo el retraso de la burocracia”. La administración pública está regulada por ley y según muchos juristas, una ley impecable. La administración y su funcionamiento es otro cantar. Dice Nieto que la burocracia “se retroalimenta” que es como explicar la teoría de la relatividad en alemán sin tener ni idea de ese idioma. Sin desmerecer el proyecto en sí, una apuesta fuerte por el sector primario en nuestra capital, sí que es triste que un representante público se excuse en un problema que sus colegas políticos no sólo no saben resolver, sino que a diario padecen los ciudadanos o los jóvenes empresarios y emprendedores que ahora tanto quieren mimar. Aunque claro, siempre quedará la excusa que de la crisis no se sale no ya por la herencia, sino por la burocracia: ese monstruo que se retroalimenta de la ineficacia y la desidia.