La festividad de Santiago Apóstol, patrono de España, se ha trocado en día de dolor y luto como consecuencia del terrible accidente ferroviario registrado anoche en las cercanías de la capital gallega. Todas las noticias que precisamente hoy nos hablan de alegría y de esperanza, como el primer mensaje del Papa a los jóvenes en el santuario de Aparecida o el sustancial descenso del paro en nuestro país, han quedado en segundo plano ante la magnitud de la tragedia.Destaca la inmediata y eficaz movilización de todos los servicios de emergencia, desde los sanitarios a los bomberos, así como el formidable movimiento de solidaridad humana para ofrecer sangre a los heridos. La atención de los técnicos se centra ahora en averiguar las causas de la tragedia para evitar su repetición. En este caso el accidente ha ocurrido en un tren de última generación sobre una vía nueva, dentro del vasto programa de modernización de la red ferroviaria que ha situado a España en primera línea del transporte. Todo parece indicar que el convoy iba a una velocidad excesiva al tomar una curva considerada como “difícil” pero bien conocida por los maquinistas que realizan este recorrido. Pero  lo importante ahora es ocuparse de las víctimas. El cardenal Rouco Varela manifestaba en COPE esta mañana la cercanía del Papa con las víctimas a las que encomendará en la Misa de hoy, en el centro de la celebración de la JMJ. En su encíclica Lumen Fidei, Francisco afirma que al hombre que sufre, Dios no le da un razonamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que le acompaña, con una historia de bien que se une a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. Esa es la esperanza que alienta oy en las celebraciones litúrgicas de Apóstol Santiago en toda España.