Hace ahora 9 años, el pintor y escritor valenciano Manuel Baixauli notó repentinamente una especie de hormigueo en los pies que comenzó a paralizarle. A los 5 días no podía mover ninguna parte de su cuerpo, tan sólo se entendía con el movimiento de sus párpados. Pero su cerebro funcionaba a la perfección, así durante 42 días infinitos. Manuel cuenta en el libro todas esas imágenes obsesivas que le iban viniendo a la mente mientras escuchaba hablar a los médicos como si no estuviera delante. Después de recuperar la movilidad, le explicaron los peligros de esta enfermedad, por ejemplo no llegar a tiempo cuando se produce la paralización de los pulmones. En su caso le pudieron entubar a tiempo. Después de haber estado paralizado durante tanto tiempo, Manuel disfrutaba de cosas tan simples como rascarse cuando a uno le pica la cabeza, pero cuando llegaba la hora de dormir sufría pesadillas en las que soñaba que volvía a estar paralizado y no se podía comunicar.