Tres de cada cuatro musulmanes egipcios son partidarios de imponer la sharía a toda la población. Una mayoría defiende la pena de muerte para el apóstata y es favorable a la lapidación de las adúlteras. Son datos del último estudio del Centro de Investigaciones Pew, a partir de encuestas en 39 países. Algunos países analizados son de mayoría cristiana, pero las minorías islámicas a menudo muestran la misma voluntad de imponer sus códigos morales y políticos. El estudio se hacía público en vísperas del encuentro de obispos europeos que concluye hoy en Londres, para promover un diálogo más fructífero con las comunidades islámicas que viven en Europa, especialmente con los jóvenes. El contraste es enorme, y sin embargo la respuesta de la Iglesia es la única realista al desafío que plantea la presencia de millones de musulmanes en nuestros países. Al inaugurar la nueva sede de la Fundación Oasis en Milán, el cardenal Scola lamentaba la indiferencia e ignorancia hacia el Islam en Occidente. La experiencia muestra que no sirve tratar de relegar su fe al ámbito privado. El islamismo radical es más un problema identiario que religioso, lo que explica su predominio en los ámbitos más secularizados de las sociedades musulmanas. La propuesta de la Iglesia es apelar a lo que hay de verdadera religiosidad en las personas de otras religiones, y animarles a purificar la fe con la razón. Para eso es necesario acercarse a estas personas, interesarse por sus problemas y crear lazos de afecto sinceros.