En el marco de la Semana de la Vida, numerosas diócesis españolas han celebrado durante estos días pasados actividades de formación y sensibilización para lanzar un pacífico grito a toda la sociedad: en medio de la crisis, en medio de tantas situaciones personales de dificultad, merece la pena decir siempre sí a la vida.Precisamente en Madrid, y bajo el lema “No hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos”, se ha celebrado en la Casa de Campo un festival por la vida y la familia. Con el sugerente nombre de DALAVIDA, el festival ha sido una presencia alegre y esperanzada de muchas personas de Iglesia en medio de la plaza pública.Nuestra sociedad necesita testimonios como éstos. Se trata, en definitiva, de salir a la calle y dar un inmenso abrazo a cualquier persona herida, y decirle que no está sola nunca, y menos aún en momentos tan decisivos como en los que puede estar en juego una vida humana.Como nos ha recordado el Cardenal Rouco, no es momento para lamentarnos. Precisamente por las amenazas de todo tipo que sobre ella se ciernen, hemos de dar la vida y cuidarla en todas sus fases.  Hemos de dar la vida; estar, en palabras del Papa Francisco, curando heridas, acompañando con consuelo y alegría a los demás en medio de ese gran hospital de campaña que es la Iglesia.