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Críticas de los estrenos de cine del 19 y 20 de junio

Análisis de los estrenos de cine de esta semana: Jerónimo José Martín comenta “El Cielo es real”, “Amanece en Edimburgo”, “La jaula dorada”, “Transcendence”, “Yo, Frankenstein”, “Perdona si te llamo amor”, “Corrupción en el poder”, “New World”, “Sapos y culebras”, “Mademoiselle C” y ¡Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror”.

El Cielo es real

El Cielo es real

cope.escope.es

Tiempo de lectura: 15'Actualizado 09 may 2017

El Cielo es real (Heaven Is For Real) *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director: Randall Wallace. Intérpretes: Greg Kinnear, Kelly Reilly, Thomas Haden Church, Connor Corum, Lane Styles, Margo Martindale, Jacob Vargas. Guion: Randall Wallace y Christopher Parker, basado en el libro “Heaven is for real: A little boy’s astounding story of his trip to Heaven and back”, de Todd Burpo y Lynn Vincent. EE.UU. 2014. Drama. 99 min. Todos-jóvenes.

Más de 6 millones de ejemplares en 35 idiomas —45.000 de ellos en las seis ediciones aparecidas en España— se han vendido del libro “El cielo es real. La asombrosa historia de un niño de 4 años que visitó el cielo”, escrito por el pastor metodista estadounidense Todd Burpo y su compatriota la periodista Lynn Vincent, a partir de las reales experiencias místicas del pequeño hijo del primero. Y casi 100 millones de dólares lleva recaudados su homónima adaptación fílmica, una de las sorpresas de la temporada, que confirma el auge en todo el mundo del cine de temática religiosa.

Licenciado en Teología en 1991 y ordenado en 1994, en 2003 Todd Burpo (Greg Kinnear) era pastor de la iglesia Crossroads Wesleyan en la pequeña localidad de Imperial, Nebraska. Allí dirigía una pequeña empresa de puertas de garajes, y era voluntario de los bomberos, miembro de la junta escolar y entrenador de lucha grecorromana. Vivía con su esposa Sonja (Kelly Reilly) —maestra y gerente de una oficina de Moreland Realty— y sus dos hijos, Cassie (Lane Styles) —de seis años— y Colton (Connor Corum), de cuatro años. En marzo de ese año, Colton estuvo al borde de la muerte durante una operación por apendicitis aguda. Meses después, ya felizmente recuperado, el niño comenzó a hablar con total naturalidad y seguridad sobre la visita al cielo que, según él, había realizado en ese tiempo en el que la vida se le escapaba y sus padres rezaban angustiados pidiendo su curación. Recordó así sus sencillas conversaciones con Jesús, con los ángeles, con su bisabuelo Pop —muerto desde hacía 30 años—, con una hermanita sin nombre a la que su madre perdió en el segundo mes de embarazo… Las espontáneas relevaciones de Colton pusieron a prueba la fe de sus padres y dividieron a la pequeña comunidad en que vivían.

Guionista de “Braveheart” y “Pearl Harbor”, y director de “El hombre de la máscara de hierro”, “Cuando éramos soldados” y “Secretariat”, el estadounidense Randall Wallace trata con sumo respeto ese fascinante material narrativo, procurando ser muy fiel a los hechos descritos en el libro y, sobre todo, a la apabullante veracidad de las impactantes revelaciones del pequeño Colton. En general, Wallace logra esos objetivos, generando así unas cuantas escenas de gran intensidad emocional y religiosa, en las que se luce el magnífico reparto, sobre todo Greg Kinnear, el pequeño Connor Corum y el versátil Thomas Haden Church, sobre el que recaen los contrapuntos humorísticos.

Sin embargo, la puesta en escena casi nunca pasa de correcta, resulta un tanto empalagosa en las recreaciones celestiales y, sobre todo, su retrato del pastor Todd Burpo es menos atractivo y profundo que el dibujado en el libro. Quizás para reforzar el dramatismo de la trama, Wallace carga un poco la mano en sus dudas de fe y en sus conflictos interiores, debilitando la solidez de sus convicciones cristianas. Unas convicciones presentadas al directo y sentimental estilo “made in USA”, y desde la perspectiva metodista, lo que quizás irrite a los más cerebrales y decepcione a los católicos con formación, pues se obvian muchos temas fundamentales. De todas maneras, a pesar de sus carencias y excesos, la película ofrece respuestas sugerentes sobre el sentido del sufrimiento, la realidad del cielo y el infierno, la amorosa providencia divina, el inmenso poder de la oración, el valor del cariño familiar… Y, sobre todo, subraya la permanente vigencia de aquella máxima evangélica: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos”. J. J. M.

 

Amanece en Edimburgo (Sunshine on Leith) **** (7,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Dexter Fletcher. Intérpretes: George MacKay, Kevin Guthrie, Jane Horrocks, Peter Mullan, Freya Mavor, Antonia Thomas, Jason Flemyng, Paul Brannigan, John Spence, Robert Yates. Guion: Stephen Greenhorn. Reino Unido. 2013. Tragicomedia musical. 100 min. Jóvenes.

Muy buenas críticas y un rotundo éxito de público ha cosechado en Gran Bretaña esta brillante adaptación fílmica de la obra teatral musical “Sunshine on Leith”, del escocés Stephen Greenhorn, estrenada en 2007 y basada en diversas canciones del grupo folk-rock The Proclaimers, formado por los gemelos Charlie y Craig Reid, también escoceses. Se trata de una audaz producción dramático-musical, similar en sus planteamientos a “We Will Rock You” —con temas de Queen, la mítica banda rock londinense— o “Mamma Mia!”, elaborada a partir de baladas de Abba, el famoso conjunto sueco de música pop.

Dos buenos amigos, Davy (George MacKay) y Ally (Kevin Guthrie), regresan a Edimburgo después de haber cumplido el servicio militar en la guerra de Afganistán. Ambos se readaptan con mayor o menos éxito, y continúan sus relaciones sentimentales: Ally con Liz (Freya Mavor), la hermana de Davy, que se plantea ejercer como enfermera fuera de Escocia; y Davy con la inglesa Yvonne (Antonia Thomas). Mientras tanto, los padres de Davy, Rab (Peter Mullan) y Jean (Jane Horrocks) preparan meticulosamente sus bodas de plata. Todo va bien hasta que una revelación del pasado de Rab amenaza con destruir a la familia y separar a las tres parejas.

En esta tragicomedia nostálgica, amable y optimista, el actor y director inglés Dexter Fletcher (“Wild Bill”) consigue hilvanar con vigor los vistosos números musicales —muy bien coreografiados en emblemáticos parajes de Edimburgo— sin perder nunca el tono realista de las tramas principales. Unas historias con conflictos dramáticos más bien sencillos, pero de gran interés y actualidad, que permiten reflexiones certeras sobre el matrimonio, la amistad, el arrepentimiento y el perdón. En este sentido, todos los actores se meten con convicción y veracidad en sus personajes, dan la talla en las secuencias cantadas y bailadas, y se lucen en varios pasajes memorables, como las sensacionales versiones de los temas “Letter from America” y “I’m Gonna Be (500 Miles)”. J. J. M.

 

La jaula dorada (La cage dorée) *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Director: Ruben Alves. Intérpretes: Rita Blanco, Joaquim de Almeida, Roland Giraud, Chantal Lauby, Barbara Cabrita, Lannick Gautry, Maria Vieira, Jacqueline Corado, Jean-Pierre Martins. Guion: Ruben Alves, Hugo Gélin y Jean-André Yerles. Francia. 2013. Comedia costumbrista. 90 min. Jóvenes.

Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, emigraron a Francia un millón de portugueses. Como el matrimonio Ribeiro, formado por María (Rita Blanco) y José (Joaquim de Almeida), que llevan casi treinta años viviendo en un buen barrio de París, en la planta baja de un elegante edificio. Allí han criado a sus dos hijos: la casi treintañera Paula (Barbara Cabrita) y el casi veinteañero Pedro (Alex Alves Pereira), que se sienten totalmente franceses y ocultan o disimulan sus humildes orígenes lusos. María es una excelente portera y cocinera, y José, un responsable encargado de obra. Así que ambos caen bien a todo el mundo, y se han convertido en indispensables en la vida cotidiana de sus vecinos. Son tan apreciados y están tan integrados, que el día en que finalmente se les presenta la ocasión de cumplir su sueño —volver a Portugal en las mejores condiciones—, todos intentan impedir que se vayan.

Esta divertida y fresca comedia costumbrista juega con los tópicos raciales desde una perspectiva ligera y amable, cercana a la que adoptó en 2010 Philippe Le Guay en “Las chicas de la 6ª planta”, sobre las hilarantes andanzas de un grupo de criadas españolas en el París de los años 60 del siglo pasado. “La jaula dorada” es el primer largometraje como director del actor franco-portugués Ruben Alves, que ha volcado en él gran parte de su propia experiencia y se lo dedica a sus padres en los créditos finales. Bien dirigida y mejor interpretada, la película subraya con buen humor y entrañable emotividad el valor de la familia unida y del trabajo bien hecho, así como la riqueza de la interculturalidad, muy presente en las mejores películas francesas de la última década.

Elogio especial merece la evocadora banda sonora del prestigioso músico y compositor lisboeta Rodrigo Leao, que se completa con unos cuantos temas preciosos de cantantes tan significativos como Linda de Suza (“L’étrangère”, “Ó Malhão Malhão”), Quim Barreiros (“Bacalhau a Portuguesa”), Catarina Wallenstein (“Prece (o Fado)”) y, cómo no, la mítica Amália Rodrigues, la Reina del Fado, de la que se incluyen “Fadinho da Ti Mariu Benta” y la sensacional “Uma Casa Portuguesa”, cuya letra aporta un buen resumen del sugerente enfoque de la película: “La alegría de la pobreza está en esta riqueza de dar y ser feliz”. Por todo lo dicho, no sorprende que “La jaula dorada” ganara el galardón del público en los Premios del Cine Europeo 2013 y que haya sido vista por 1.200.000 espectadores en Francia y por casi 800.000 en Portugal. J. J. M.

 

Transcendence ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Wally Pfister. Intérpretes: Johnny Depp, Paul Bettany, Morgan Freeman, Rebecca Hall, Kate Mara, Cillian Murphy, Clifton Collins Jr. Guion: Jack Paglen. EE.UU. 2014. Ciencia-ficción. 119 min. Jóvenes.

El Dr. Will Caster (Johnny Depp) es el investigador en Inteligencia Artificial más importante y famoso del mundo. Ahora está trabajando en la creación de una máquina sensitiva que combine la inteligencia colectiva de todo lo conocido con el rango completo de emociones humanas. Sus experimentos, altamente controvertidos, le han convertido en el principal objetivo de los extremistas anti-tecnológicos que, en su intento de asesinar a Will, se convierten sin querer en los catalizadores de su éxito, haciéndole partícipe de su propia trascendencia. Los peores miedos de su esposa Evelyn (Rebecca Hall), y de su mejor amigo, Max Waters (Paul Bettany), se hacen realidad cuando el ansia de conocimiento de Will evoluciona en una omnipresente búsqueda de poder de consecuencias desconocidas. Y lo peor es que parece no haber un modo razonable de detenerle.

El estadounidense Wally Pfister fracasa en este su debut como director, que le ha producido generosamente el londinense Christopher Nolan, con el que ha colaborado en casi todas sus películas como director de fotografía, ganando el Oscar con una de ellas: “Origen”. Impresionan la excelente planificación de Pfister y los sofisticados efectos visuales, algunos muy imaginativos; pero esos puntos fuertes no logran dar alas al arrítmico y repetitivo guion del debutante Jack Paglen, muy inferior al oscarizado de “Her”, de Spike Jonze, cuyos similares planteamientos están mucho mejor trabajados y resueltos.

Sobre todo, el guion de Paglen no logra clarificar el distópico argumento, inicialmente sugerente pero, a la postre, enormemente confuso y muy críptico en sus planteamientos supuestamente científicos y trascendentales a la vez, aunque más New Age que verdaderamente religiosos, por más que se invoque repetidas veces la vieja tentación humana de obviar los límites morales de la ciencia y hacerse como Dios. Esta imprecisión narrativa y dramática debilita también las interpretaciones, que fluctúan demasiado de la contención al histrionismo, según el momento. Una pena, pues tenía un enorme potencial esta especie de actualización del mito de Frankenstein. J. J. M.

 

Yo, Frankenstein (I, Frankenstein) ** (4)

FICHA TÉCNICA.- Director: Stuart Beattie. Intérpretes: Aaron Eckhart, Bill Nighy, Yvonne Strahovski, Miranda Otto, Socratis Otto Jai Courtney, Kevin Grevioux. Guion: Kevin Grevioux y Stuart Beattie, basado en la novela gráfica de Kevin Grevioux. EE.UU. 2014. Terror fantástico. 93 min. Jóvenes.

Europa, 1795. Tras asesinar a su creador y a su esposa, el monstruo Frankenstein (Aaron Eckhart) —creado con restos de cadáveres humanos— es perseguido hasta el fin del mundo por los secuaces de Naberius, general de los Demonios, que ansía descubrir el secreto para crear seres humanos. Pero, in extremis, la violenta criatura es salvada por las Gárgolas, angelicales guerreros al servicio de Dios, que luchan contra el Mal desde el inicio del universo. Tras vagar durante 200 años por recónditos lugares, Frankenstein reaparece en una megalópolis estadounidense, donde se ha instalado Naberius (Bill Nighy), convertido ahora en el mecenas de la Doctora Terra (Yvonne Strahovski), una prestigiosa científica que investiga la posible reanimación de animales muertos. Leonore (Miranda Otto), la Reina de las Górgolas, ofrece protección al independiente y hosco Frankenstein, al que rebautiza como Adam.

De poco a casi nada evoluciona este violento y aparatoso pastiche de terror, que adapta la novela gráfica del estadounidense Kevin Grevioux —productor, coguionista y actor secundario de este filme y antes de la saga “Underworld” (¡¡¡ojo al dato!!!)—, a su vez lejanísimamente inspirada en la novela “Frankenstein o el moderno Prometeo”, de Mary Shelley, uno de los grandes clásicos del género. Ya la gótico-impresionista puesta en escena del australiano Stuart Beattie —guionista de la saga “Piratas del Caribe”¸ “Collateral” o “Australia”, que debutó como director con la decepcionante “Mañana, cuando la guerra empiece”— chirría en muchos momentos, también en sus efectos visuales, a menudo chapuceros e imitativos. Pero, sobre todo, destroza la película su desastroso guion —firmado por Beattie y Gervioux—, acumulativo, sin progresión dramática, con diálogos penosos y una teología, una angelología, una demonología y una antropología de chiste de Torrente, que caen continuamente en lo grotesco o lo ridículo. En fin, un subproducto para olvidar. J. J. M.

 

Perdona si te llamo amor (2014) * (3,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Joaquín Llamas. Intérpretes: Paloma Bloyd, Danielle Liotti, Irene Montalà, Lucía Delgado, Lucía Guerrero, Andrea Duro, Joel Bosqued, Álex Maruny, Álex Batllori, Pablo Chiapella, Jordi Rico, Adriá Collado, Jan Cornet. Guion: Fran Araujo y Manuel Burque, basado en la novela de Federico Moccia. España. 2014. Melodrama. 105 min. Jóvenes-adultos.

Álex (Danielle Liotti) es un prestigioso ejecutivo publicitario italiano de 37 años, que lleva tiempo trabajando en Barcelona. Aunque es atractivo e inteligente, su novia le abandona cuando él le propone matrimonio, y Álex no encuentra consuelo en los frívolos planes que le montan sus amigotes. En ésas, irrumpe en su vida Niki (Paloma Bloyd), una simpática y desenvuelta estudiante de 17 años, que frivolea con todos desde hace tiempo en compañía de sus tres mejores amigas. Niki se enamora perdidamente de Álex, y le aporta valiosas ideas para una importante campaña que le encargan. Pero ni uno ni otro controlan muy bien la situación, que se complica todavía más con varios acontecimientos dramáticos.

Padece unos cuantos defectos graves esta nueva adaptación —la versión española— de la popularísima novela romántica del romano Federico Moccia (“Carolina se enamora”, “3 metros sobre el cielo”), que él mismo ya llevó al cine en Italia hace seis años. Primero: su argumento es casi idéntico al de la versión italiana, no aporta nada nuevo y está mucho peor interpretado, sobre todo por la joven Paloma Bloyd, muy inferior a Michela Quattrociocche. Segundo: el guion de Fran Araujo y Manuel Burque tiene menos ritmo, descuida a los personajes secundarios —sobre todo a los amigos de Álex y a las amigas de Niki— y está infinitamente peor dialogado, de modo que caen a menudo en lo frívolo y artificioso sus ramalazos pijos, sus brochazos melodramáticos, sus toscas irreverencias o sus cargantes adoctrinamientos postmodernos.

Tercero: en la correcta pero plana e irregular puesta en escena, se nota demasiado que el televisivo Joaquín Llamas (“Tierra de lobos”) debuta en el cine, también en su excesivo recurso a populares canciones de apoyo, que ayuden a transmitir al espectador. Y cuarto: se mantienen e incluso se agravan los irritantes planteamientos de fondo de la novela original de Moccia, que asume sin espíritu crítico un hedonismo promiscuo y materialista, con el sentimentalismo más instintivo y cursi como rey de la función. Así, banaliza el sexo y el amor, y desdramatiza tramposamente las consecuencias de su exaltación del “todo vale”, especialmente irresponsable, pues la película se dirige a un público adolescente. J. J. M.

 

Corrupción en el poder (Casino Jack) ** (5,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: George Hickenlooper. Intérpretes: Kevin Spacey, Graham Greene, Barry Pepper, John Robinson, Spencer Garrett, Jon Lovitz, Rachelle Lefevre, Kelly Preston, Daniel Kash. Guion: Norman Snider. Canadá. 2010. Tragicomedia política. 108 min. Adultos.

El abogado judío Jack Abramoff (Kevin Spacey) fue un poderoso y corrupto lobbista republicano en Washington D.C., que se enriqueció injustamente durante años mediante múltiples fraudes y numerosos sobornos, realizados supuestamente para el bien de las tribus indias a quienes representaba en el Congreso. En 2010, Abramoff fue acusado y condenado por diversos delitos, como fraude, conspiración o evasión de impuestos. Esta película recrea su historia, y especialmente las turbias relaciones de él y su socio Michael Scanlon (Barry Pepper) con el sinuoso Tom DeLay (Spencer Garrett) —líder de la mayoría republicana en el Congreso—, con el impresentable empresario Adam Kidan (Jon Lovitz) y con el violento Daniel Kash (Gus Boulis), un mafioso griego que regentaba en Florida una docena de casinos flotantes.

Basada en hechos reales, esta demoledora radiografía de las cloacas de Washington D.C. ha tardado cuatro años en llegar a España. Se trata de una ambiciosa producción canadiense, con un notable reparto y dirigida con cierto vigor por el estadounidense George Hickenlooper (“Dogtown”, “La gran rueda del poder”, “Servicio de compañía”, “Factory Girl”), que despliega un estilo hiperrealista cercano al de Martin Scorsese en “El lobo de Wall Street”. Sin embargo, el conjunto decepciona por la irregularidad de su ritmo narrativo, la parcialidad de sus constantes ataques el Partido Republicano, la crudeza de alguna escena violenta o sexual, y la ineficacia de su supuesto tono de comedia, que encaja mal con el patetismo de muchas de las situaciones dramáticas que se plantean. De todas formas, los temas que trata el filme son interesantes, y permiten disfrutar una vez más con el despliegue de recursos interpretativos que lleva a cabo Kevin Spacey, en un registro similar al que empleó en películas como “El pez gordo” o “Margin Call”. De hecho, en 2011, Spacey optó por este trabajo al Globo de Oro al mejor actor de comedia o musical. J. J. M.

 

New World (Sin-se-gae / New World) *** (7)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Park Hoon-jung. Intérpretes: Lee Jeong-jae, Choi Min-sik, Jeong-min Hwang, Gwang Jang, Ji-hyo Song, Seong-Woong Park. Corea del Sur. 2013. Thriller. 134 min. Jóvenes-adultos.

Tras la turbia muerte del presidente de Goldmoon, la organización mafiosa más poderosa de Corea del Sur, se desencadena una despiadada guerra por su sucesión entre los tres clanes que la componen. En ella se encuentra metido de lleno Lee Ja-sung (Lee Jeong-jae), un valioso agente de policía que lleva seis años infiltrado en el clan de Jeong Cheong (Jeong-min Hwang), un joven y desastrado capo de origen chino. Dirige en secreto a Lee el Jefe de Sección Kang (Choi Min-sik), un veterano detective de policía, que fuerza la situación hasta poner en grave peligro la vida de su agente y la de su esposa (In-seo Kim), que está embarazada. Lee deberá agudizar sus instintos si quiere sobrevivir al sangriento caos que se desata.

Premio a la mejor película (Focus Asia) en el Festival de Sitges 2013, “New World” confirma la calidad del cineasta surcoreano Park Hoon-jung —guionista de “Encontré al diablo”, y que debutó como director con “Hyultu”—, que ha reunido en ella a muchas de las grandes estrellas del cine de su país. Su argumento no es muy original, y se adivinan en él —como ha reconocido el propio director y guionista— elementos de la saga de “El padrino”, de Francis Ford Coppola, y de la película de Hong Kong “Juego sucio” (2002), de Lau Wai Keung y Alan Mak, más tarde adaptada por Martin Scorsese en “Infiltrados”. Como en esos filmes, aquí pesa la excesiva sanguinolencia de las escenas de tiroteos y peleas —esa bestial pelea en un garaje, que culmina en un ascensor…—, así como el cierto histrionismo de algunas interpretaciones en esos pasajes. Sin embargo, se acaba imponiendo la brillante puesta en escena, de gran fluidez narrativa y progresiva intensidad dramática, sobre todo cuando las aparentemente normales subtramas intimistas de estos esquizofrénicos antihéroes se cruzan con las aparatosas manifestaciones públicas de sus actividades mafiosas. La inspirada partitura de Jo Yeong-wook pone la guinda a este notable drama de gángsters, moralmente ambiguo y quizás demasiado largo, pero rotundo e intenso. J. J. M.

 

Sapos y culebras ** (4)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Francisco Avizanda. Intérpretes: Ariadna Cabrol, Juanma Díez, Alfonso Torregrosa, Itxaso González, Mikel Losada, Jon Ariño, Julio Vélez, Iratxe Hernández. España. 2014. Drama. 93 min. Adultos.

Rebeca (Ariadna Cabrol) es una joven pija española, hija de un rico empresario inmobiliario. Pero un día, éste se implica en un turbio caso de corrupción, de modo que las tarjetas de crédito de la chica dejan de funcionar y se ve inmersa en un peligroso entramado de intereses y matones.

Aunque bienintencionado en su propósito de denunciar las raíces morales —más bien inmorales— de la actual crisis económica, no acaba de funcionar este segundo largometraje de ficción del documentalista navarro Francisco Avizanda (“Hoy no se fía, mañana sí”). En primer lugar, pesa su escaso presupuesto, que decanta en una puesta en escena poco ágil y visualmente pobre. Por otra parte, las interpretaciones son muy irregulares, y dentro de un nivel medio bajo, lo que dificulta la empatía del espectador con los personajes. También agotan un poco las numerosas informaciones radiofónicas introducidas en el guion, así como el insistente recurso metafórico a la canción “Mi casita de papel”, que popularizaron primero Jorge Sepúlveda y luego Topolino Radio Orquesta. J. J. M.

 

Mademoiselle C *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director: Fabien Constant. Intervienen: Carine Roitfeld, Donatella Versace, Karl Lagerfeld, Sarah Jessica Parker, Kirsten Dunst, Tom Ford, Linda Evangelista, Jan Paul Gaultier, Liv Tyler, James Franco, Beyoncé Knowles, Sophia Loren, Heidi Klum, Marion Cotillard, Kanye West, Kate Upton, Alicia Keys, Riccardo Tisci, Albert Elbaz, Puff Daddy, Cassie, Cate Blanchett, Diane Von Furstenberg, Mario Sorrenti, Natalia Vodianova, Proenza Schouler, Alexander Wang, Anna Wintour, Mario Testino, Matthew Avedon, Nick Knight. Francia. 2013. Documental. 93 min. Jóvenes-adultos.

Este abigarrado documental del francés Fabien Constant (“The Vogue Paris Fashion Night Out”) intenta ofrecer una visión inédita del universo personal y profesional de la enigmática Carine Roitfeld, ex modelo, periodista y estilista parisina de origen ruso, que fue durante 10 años editora-jefe de la versión francesa de la revista “Vogue”. Para ello, Constant sigue los pasos de Roitfeld en 2011 y 2012 durante la elaboración de su nueva y ambiciosa publicación, “CR Fashion Book”, lo que en el negocio llaman “el anti-número de septiembre”, es decir, “la edición de lanzamiento”, única, exclusiva y sólo para unos pocos afortunados, con todo lo que ello representa. Como reza la publicidad de la película, “moda, drama, poder y maniquíes, todos ellos se mueven alrededor de la más icónica de las editoras de moda: la más parisina, una Torre Eiffel con tacones de 12 centímetros: la irreverente Mademoiselle C”.

Son valiosos sin duda los numerosos testimonios que incluye esta película, de la propia Roitfeld y de otros grandes nombres del mundo de la moda y el showbusiness. Pero el retrato que emerge de todos ellos es mucho menos nítido, emotivo y sustancial que el que ofrecía “The September Issue”, el sensacional documental del estadounidense R.J. Cutler sobre Anna Wintour, la creativa y hosca editora-jefe de la versión estadounidense de la revista “Vogue” —inspiradora de la divertida ficción “El diablo viste de Prada”—, que se apoyaba en el dilatado y tenso cierre del mítico número especial de septiembre de 2007. Aquí se difuminan todavía más las vidas privadas de los “personajes” —que se intuyen problemáticas—, lo que debilitará el interés del gran público por este filme. Además, su seguimiento de la elaboración del primer “CR Fashion Book” no culmina en un reconocimiento final de sus logros fotográficos y periodísticos, lo que decepcionará a los profesionales del sector. De todas formas, se trata de una producción de obligada visión para todos los agentes de la moda. J. J. M.

 

¡Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Víctor Matellano. Intervienen: Joe Dante, Caroline Munro, Paco Plaza, Colin Arthur, Jorge Grau, May Heatherly, José R. Larraz, Eugenio Martín, Jack Taylor, Lone Fleming, Ángel Agudo, Carlos Aguilar. España. 2014. Documental. 63 min. Adultos.

Basado en su ensayo “Spanish Horror” (T&B Editores y Talamanca de Cine), publicado en 2009, este documental del escritor y realizador madrileño Víctor Matellano (“Wax”) repasa los principales filmes, actores, directores y productores del género de terror que se desarrolló en España entre los años 60 y 90 del siglo pasado. Un género que lanzó a la fama a cineastas como Paul Naschy, Jesús Franco, Narciso Ibáñez Serrador, León Klimowsky, Juan Piquer, Amando de Ossorio, José Ramón Larraz, Eugenio Martín, Jorge Grau… Se trató de un fenómeno un tanto mimético, pero que durante tres décadas abrió el cine español a los mercados internacionales, generó un cierto star-system e hizo llegar al gran público películas como “La residencia”, “La noche de Walpurgis”, “No profanar el sueño de los muertos”, “Pánico en el Transiberiano”, “El retorno del hombre lobo”…

Matellano hilvana entrevistas con algunos de esos cineastas y con grandes expertos en el género, y las ilustra con significativos fragmentos de muchas de las películas citadas: Como está realizado desde el cariño y la admiración, a este documental se le puede reprochar una cierta parcialidad en sus juicios sobre la concreta calidad técnica de las películas citadas, así como una excesiva complacencia con el explícito tratamiento del sexo y la violencia que padecían muchos de esos filmes, moderadamente presente también en el documental. En cualquier caso, se trata de un trabajo ágil y jugoso, que aporta una valiosa documentación a la historia del cine español y que hará las delicias de los numerosos fans de este género, a menudo olvidado o menospreciado por los críticos y estudiosos más académicos. Un género que, además, ha vuelto a gozar de éxito popular gracias a la saga “[REC]” y a películas como “Los otros” o “El orfanato”. J. J. M.

 

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Pilar Cisneros y Fernando de Haro.

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