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Críticas de los estrenos de cine del 13 de junio

Análisis de los estrenos de cine de esta semana: Jerónimo José Martín comenta “Las dos caras de enero”, “Tarzán”, “Not That Funny”, “Sólo los amantes sobreviven”, “No hay dos sin tres”, “Violette” y “Meteora”.Los espacios de cine de la Cadena COPE, presentados por Jerónimo José Martín y Juan Orellana, han sido galardonados con el Premio AGEA 2014 "por los valores humanos que defienden''

Las dos caras de enero

Las dos caras de enero

cope.escope.es

Tiempo de lectura: 10'Actualizado 09 may 2017

Las dos caras de enero (The Two Faces of January) *** (6,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Hossein Amini. Intérpretes: Viggo Mortensen, Oscar Isaac, Kirsten Dunst, David Warshofsky, Daisy Bevan, Aleifer Prometheus. Guion: Hossein Amini, basado en la novela de Patricia Highsmith. Reino Unido. 2014. Thriller. 96 min. Jóvenes.

1962. El ya maduro vividor Chester MacFarland (Viggo Mortensen) y la bella y todavía joven Colette (Kirsten Dunst) son un glamouroso matrimonio estadounidense que disfruta de sus vacaciones en Atenas. Durante una visita a la Acrópolis, conocen a su compatriota Rydal (Oscar Isaac), un joven que habla griego y trabaja como guía turístico, situación que aprovecha para timar a incautas turistas ricas. Atraído por la belleza de Colette, e impresionado por el dinero y la sofisticación de Chester, Rydal acepta encantado la invitación de la pareja primero a cenar y después a hacerles de guía. Pero Rydal no tardará en descubrir que las apariencias engañan y que, debajo del afable exterior de Chester y Colette, se esconden oscuros secretos.

Hacía mucho tiempo que no se estrenaba una película con una factura tan clásica como la de esta adaptación de la tensa, psicológica y decadente novela homónima de Patricia Highsmith, cuyo críptico título hace referencia a las dos caras del dios Jano. Con ella debuta como director el iraní afincado en Reino Unido Hossein Amini, aclamado guionista de películas tan dispares como “Las alas de la paloma”, “Jude” o “Drive”. Aquí despliega un nada disimulado homenaje a Alfred Hitchcock —que adaptó en 1951 “Extraños en un tren”, de Higshsmith—, evidente en el constante tono equívoco del guion, en el elegante tratamiento de todos los elementos sórdidos de la trama, en la languidez fitzgeraldiana de las transiciones y en una planificación y un montaje tan inquietantes como la espléndida banda sonora del donostiarra Alberto Iglesias, llena de referencias a los grandes temas hitchcockianos de Bernard Herrmann, unos de los compositores habituales del Mago del Suspense.

Al conjunto le sobra algún exceso melodramático de raíz psicoanalítica —sobre todo, en torno a la paternidad y la filiación—, ciertas espesuras narrativas y diversos pasajes más academicistas de lo deseable. Y, a pesar del buen hacer del trío protagonista, le falta un punto de intensidad emocional y un mayor desarrollo de los personajes, sobre todo de Rydal, que se queda corto respecto a las expectativas que genera. De todas formas, se trata de una buena película de intriga, de trama entretenida, con vistosas localizaciones griegas y turcas, y cuya sencilla reflexión moral contra la codicia alza el vuelo a última hora gracias a un vibrante desenlace en punta. J. J. M.



Tarzán (Tarzan) *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director: Reinhard Klooss. Guion: Yoni Brenner, Reinhard Klooss y Jessica Postigo, basado en los personajes creados por Edgar Rice Burroughs. Alemania. 2013. Aventuras. 94 min. Todos.

Un matrimonio de millonarios aventureros fallece en un accidente de helicóptero en lo más profundo de África. Se salva su hijo J.J., de cinco años, que es criado por un clan de gorilas, de los que adopta andares simiescos, un lenguaje gutural y el nombre de Tarzán, que significa simio sin pelo. Ya adulto, se enamora de Jane, la guapa y rebelde hija de un naturalista metido a guía de la jungla. Los tres deberán enfrentarse al malvado director general de Greystoke Energies, dispuesto a explotar como sea los restos de un meteorito, que cayó hace 70 millones de años en una zona recóndita de la selva, y que contiene una poderosa y desconocida forma de energía.

No tiene la nostálgica inocencia de las viejas películas de W.S. Van Dyke con Johnny Weissmüller y Maureen O’Sullivan; ni el dramatismo de “Greystoke, la leyenda de Tarzán” (1984), de Hugh Hudson; ni la apabullante espectacularidad de la versión musical animada de Disney, dirigida en 1999 por Kevin Lima y Chris Buck. Además, su guion es plano y convencional, y su animación 3D estereoscópica por captura de movimiento padece una notable artificiosidad —sobre todo en los personajes humanos—, que se agrava con la ineficacia emocional de la banda sonora de David Newman, brillante en sí, pero sin respuesta en el espectador.

En cualquier caso, resulta entretenida esta actualización de los personajes creados en 1912 por el escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs, dirigida con buen pulso por el alemán Reinhard Klooss (“Animals United”). Además, nunca pierde su tono familiar, resulta positiva en su crítica al mercantilismo y en su elogio de la ecología, y goza de fondos bellísimos y de unos cuantos vuelos impactantes de Tarzán de liana en liana. De modo que sirve para pasar el rato. J. J. M.



Not That Funny **** (8)

FICHA TÉCNICA.- Directora: Lauralee Farrer. Intérpretes: Tony Hale, Brigid Brannagh, K. Callan, Timothy V. Murphy, Nick Thune, John Kapelos, Erin Way. Guion: Lauralee Farrer y Jonathan Foster. EE.UU. 2012. Tragicomedia romántica. 98 min. Jóvenes.

Cariñoso, servicial, tímido y bastante gris. Así es Stefan Lane (Tony Hale), un buen tipo que lleva la contabilidad de muchos de los vecinos de la pequeña localidad californiana de Sierra Madre. Todos pueden contar con su ayuda, sobre todo la anciana Toogey Richmonde (K. Callan), que le alquiló hace años una amplia parte de su casa. Pero él se siente solo, incapaz de encontrar a su media naranja. En plena crisis existencial de Stefan, pasa una temporada en la ciudad Hayley Richmonde (Brigid Brannagh), la atractiva y soltera nieta de Toogey, que trabaja en una ONG bajo las órdenes del prepotente y egoísta Finneas Patrick O’Neill (Timothy V. Murphy), que también es su novio. Un día, Stefan escucha decir a Hayley que sólo se casaría con alguien que la hiciera reír. Y, entonces, el soso contable decide convertirse en un hombre gracioso con la ayuda de su amigo armenio Kevork Sarkissian (John Kapelos) y del agresivo monologuista Norm Getz (Nick Thune).

Sorprende que haya tardado dos años en llegar a España y que se estrene tan mal este primer largometraje de ficción de la documentalista y cortometrajista californiana Lauralee Farrer (“The Fair Trade”), una estupenda tragicomedia “indie”, cercana en tono, temas y calidad a películas como “Pequeña Miss Sunshine”, “Lars y una chica de verdad”, “Mi gran boda griega”, “Juno”, “Ruby Sparks”, “Young Adult”, “HappyThankYouMorePlease”, “Amor y letras”… De hecho, el premiado actor televisivo Tony Hale (“Arrested Development”, “Veep”) confirma en ella su enorme capacidad para la tragicomedia romántica, que ya mostró en sus memorables secuencias con Malin Akerman en “HappyThankYouMorePlease” (2010), de Josh Radnor. De nuevo se impone en “Not That Funny” las desbordantes humanidad y bondad de su personaje, que se contagian al resto de caracteres, como pasa en muchas películas de Frank Capra, especialmente en “¡Qué bello es vivir!”

Por su parte, el resto de los actores potencian los efectos cómicos o dramáticos de las situaciones, muy bien sostenidos por el casi siempre chispeante guion de Lauralee Farrer y Jonathan Foster, y por la detallista puesta en escena de Farrer, que suple su falta de medios con una planificación enormemente sustancial, un montaje muy ágil, la primacía absoluta de los personajes sobre el entorno y los emotivos subrayados de la partitura original de David H. Lebo y de unas cuantas baladas magníficas. Queda así una fresca, luminosa y profunda reflexión sobre el amor generoso, la solidaridad con todos, el trabajo bien hecho y la apertura a Dios como coordenadas esenciales de la verdadera felicidad. J. J. M.



Sólo los amantes sobreviven (Only Lovers Left Alive) *** (6)

FICHA TÉCNICA.- Director y guionista: Jim Jarmusch. Intérpretes: Tom Hiddleston, Tilda Swinton, Mia Wasikowska, John Hurt, Anton Yelchin, Jeffrey Wright. Reino Unido. 2013. Drama fantástico. 123 min. Jóvenes-adultos.

Películas como “Extraños en el paraíso”, “Bajo el peso de la ley”, “Dead Man”, “Ghost Dog, el camino del samurai”, “Coffee and Cigarettes” o “Flores rotas” han convertido al siempre singular cineasta estadounidense Jim Jarmusch en el rey del cine “underground”. Ahora, en “Sólo los amantes sobreviven” —Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges 2013—, aprovecha la moda fílmica de los vampìros para hacer una ultrarromántica declaración de principios, culta y a contracorriente, aunque más superficial de lo que parece.

Los vampiros Adam (Tom Hiddleston) e Eve (Tilda Swinton) están casados desde hace siglos y se aman, pero viven alejados por miles de kilómetros. Él es un depresivo músico marginal, que compone sus exitosas canciones funerarias en un desolado suburbio de Detroit. Mientras que ella sobrevive en Tánger con la ayuda del mítico dramaturgo y poeta inglés Christopher Marlowe (John Hurt), también vampiro y, según él, autor de todas las obras de William Shakespeare. Al borde del suicidio por la deriva autodestructiva que han tomado los seres humanos —los zombies, como les llaman los vampiros—, Adam solicita ayuda a Eve, que se instala con él en Detroit y le intenta sacar de su postración. Pero entonces aparece por allí Ava (Mia Wasikowska), la salvaje e incontrolable hermana menor de Eve. A diferencia del matrimonio —que compra sangre en hospitales—, Ava sigue alimentándose con los humanos que asesina.

Jarmusch reconoce en este filme su nostalgia de los valores morales de siempre, y se muestra muy crítico con el relativismo hedonista postmoderno, al que muestra como instintivo, vulgar y decadente. De ahí que los vampiros huyan de la sangre contaminada de la mayoría de los hombres, y busquen sangre selecta en los hospitales. Estas ideas las articula sobre todo a través de unas espléndidas interpretaciones, aunque lo que más llega al espectador es la fantasmal atmósfera del filme, realista a pesar de todo, siempre nocturna —los vampiros duermen durante el día—, enormemente abigarrada en su barroca y ecléctica ambientación, y aderezada con una personalísima banda sonora de Jozef Van Wissem y SQÜRL, que incluye variados temas musicales clásicos y modernos. Siempre al borde de lo grotesco, Jarmusch salta bien de la comedia gamberra al melodrama desatado, y de éste a la intriga o a la tragedia, manteniendo el interés del espectador aunque su ritmo narrativo es premeditadamente lánguido y hasta tedioso. Queda así un curioso ejercicio de estilo, brillante a ratos, pedante más a menudo y que sólo entusiasmará a los muy incondicionales de Jarmusch. J. J. M.



No hay dos sin tres (The Other Woman) —

FICHA TÉCNICA.- Director: Nick Cassavetes. Intérpretes: Cameron Diaz, Leslie Mann, Nikolaj Coster-Waldau, Kate Upton, Taylor Kinney, Nicki Minaj, Don Johnson, Alyshia Ochse, Madison McKinley. Guion: Melissa Stack. EE.UU. 2014. Comedia. 109 min. Adultos.

Carly Whitten (Cameron Díaz) es una abogada neoyorquina de armas tomar con unas reglas muy estrictas en lo que a hombres y relaciones se refiere. Cuando conoce a Mark King (Nikolaj Coster-Waldau), baja la guardia y empieza a enamorarse de él. En una visita sorpresa que le hace a su casa de Connecticut, Carly descubre que Mark está casado con Kate (Leslie Mann), una fiel súper ama de casa. Kate no se puede creer que Mark la haya estado engañando, y Carly entra en cólera al saber que Mark es un hombre casado. Pero, en vez de descargar su furia la una contra la otra, Carly y Kate se unen contra su enemigo común y, con la ayuda de Amber (Kate Upton) —la actual amante de Mark—, trazarán un plan para darle lo que se merece. A medida que se van conociendo y van pensando ingeniosas estrategias de venganza, los lazos de estas mujeres se van haciendo más fuertes.

He aquí la sinopsis más o menos oficial de esta película, cuya distribuidora no ha mostrado a la prensa especializada. Mal síntoma. La ha dirigido el neoyorquino Nick Cassavetes (“John Q”, “El diario de Noa”, “Alpha Dog”, “La decisión de Anne”), hijo del también actor y director John Cassavetes y de la actriz Gena Rowlands. Y la protagonizan tres actrices especializadas en comedia, que seguramente proporcionen unos cuantos gags divertidos, sobre todo teniendo en cuenta el planteamiento feminista y extremado del argumento. De todas formas, por su tráiler, parece que se trata de una comedia más bien petarda, con abundancia de concesiones groseras y escatológicas. De hecho, ha subrayado esos trazos gruesos la crítica de Estados Unidos, que también ha cuestionado su larga duración y ha señalado que Cassavetes —especialista en melodramas— muestra su escaso dominio de los resortes de la comedia. “Tonta, descuidada, torpemente montada y poco original”, la califica Stephen Holden en “The New York Times”. Y Diego Batlle señala en el diario argentino “La Nación”: “No sólo resulta una comedia fallida y previsible (...), sino también muy convencional (...) en su mirada a la mujer de hoy”. En cualquier caso, a pesar de esas duras apreciaciones, “No hay dos sin tres” lleva recaudados unos 177 millones de dólares en todo el mundo. J. J. M.



Violette ** (4,5)

FICHA TÉCNICA.- Director: Martin Provost. Intérpretes: Emmanuelle Devos, Sandrine Kiberlain, Olivier Gourmet, Catherine Hiegel, Jacques Bonnaffé, Olivier Py, Nathalie Richard, Stanley Weber. Guion: Martin Provost, Marc Abdelnour y René de Ceccatty. Francia. 2013. Drama. 139 min. Adultos.

Recreación de la penosa vida de la escritora francesa Violette Leduc (1907-1972), sobre todo entre 1945 y 1965, y centrada en sus relaciones personales y profesionales con Simone de Beauvoir (1908-1986), la gran pionera del feminismo radical a través de su emblemático libro “El segundo sexo”. Hija bastarda de un noble, emocionalmente muy frágil y con traumáticas experiencias pasadas, Violette (Emmanuelle Devos) conoce a Simone (Sandrine Kiberlain) en Saint Germain des Prés durante la primera postguerra, y se gana su interés con el manuscrito de su novela “La asfixia”, donde resume con pornográfica explicitud su lastimosa postración existencial, así como su traumática visión de la sexualidad, que incluye episodios de autoerotismo, lesbianismo, bisexualidad, sadomasoquismo, incesto, aborto… Enseguida, Beauvoir ayuda a Leduc a publicar “La asfixia” en Gallimard, le presenta a otros escritores —como Albert Camus o Jean Genet (Jacques Bonnaffé)— y a mecenas, como Jacques Guérin (Olivier Gourmet), y finalmente le anima a seguir escribiendo. Pero su actitud genera en Violette un obsesivo sentimiento erótico, que Simone no sabe muy bien cómo gestionar.

Esta sombría película del francés Martin Provost (“Tortilla y cinema”, “El vientre de Juliette”, “Séraphine”) muestra tal amargura e insatisfacción en las vidas de Violette Leduc y Simone de Beauvoir que cuesta calificarla como una hagiografía de estas dos mujeres, precedentes directas de la relativista e individualista ideología de género, ahora dominante en todos los países occidentales. Y, sin embargo, su discusivo guion repasa con admiración casi todas las “aportaciones” literarias, antropológicas y sociológicas de sus “heroínas”, para desesperación del espectador, desmadejado por las tragedias de Violette, su histriónica caracterización por Emmanuelle Devos, la glacial interpretación de Sandrine Kiberlain y la gris puesta en escena de Provost, demasiado intimista, premiosa y decadente. Otra vez, mucho discurso ideológico —aburrido y más que discutible—, y poca humanidad auténtica. J. J. M.



Meteora (Metéora) ** (4)

FICHA TÉCNICA.- Director: Spiros Stathoulopoulos. Intérpretes: Theo Alexander, Tamila Koulieva-Karantinaki, Adonis Kapsalis, Giorgos Karakantas, Dimitris Hristidis, Stelios Mavroudakos, Zoe Stathoulopoulou, Aleksandra Siafkou. Guion: Spiros Stathoulopoulos y Asimakis Alfa Pagidas. Alemania-Grecia-Francia. 2012. Melodrama. 82 min. Adultos.

Desde el siglo XIV, monjes y monjas ortodoxos ocupan los impresionantes monasterios de Metéora, en el centro de Grecia, encaramados en lo alto de dos abruptos peñascos. Allí se desarrolla la tórrida relación entre Theodoros (Theo Alexander), un joven monje ortodoxo griego, y Urania (Tamila Koulieva-Karantinaki), una monja ortodoxa rusa.

Con una técnica más propagandística que publicitaria, esta singular coproducción europea se presenta como “una investigación sobre el cuestionamiento de la dinámica entre la espiritualidad y el deseo humano”, y sobre el sentido o sinsentido del celibato apostólico. Pero se queda corta en todos sus apartados, salvo en el visual, pues el greco-colombiano Spiros Stathoulopoulos (“PVC-1”) saca partido simbólico a los bellísimos paisajes de Tesalia, experimenta con una planificación de gran belleza poética y rompe el realismo con animaciones limitadas muy imaginativas en su estilo icónico, que incluyen poderosas recreaciones oníricas del infierno y de una nueva crucifixión de Cristo.

Fuera de esas exquisiteces formales —a la postre, reiterativas y agotadoras—, no hay verdadera trama en la película, ni progresión dramática o moral en los personajes, cuyos perfiles son más de monigote de guiñol que de ser humano de carne y hueso. Así que no conmueven sus luchas, mortificaciones, oraciones y rutinas, ni sus insustanciales encuentros con un pastor, un campesino y un ermitaño; ni sus morbosas acrobacias sexuales subterráneas… Sólo hay un desenfrenado e incontrolable deseo carnal y quizás amoroso, y una tétrica visión del cristianismo, marcada por el fatalismo, el miedo y el pecado. Un reduccionismo lamentable, que resta credibilidad y sentido a las numerosas citas del salmo 23 —“El Señor es mi pastor, nada me falta…”—, y deja perplejo y quizás irritado al sufrido espectador. Casi nada que ver, pues, con la notable “Ida”, del polaco Pawel Pawlikowski. J. J. M.


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