Todo comenzó en 1959. En ese año se aprobó un texto que prentendía proteger a los niños. En la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 se establecía que todos los niños tienen derecho a un nombre y a una nacionalidad. Igualmente tienen derecho a recibir cuidados especiales, afecto, cariño. También una familia y educación.

Este documento, que se compone de 10 artículos basados a su vez en otros textos como la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, no conllevaba responsabilidad jurídica alguna. Todo cambió en 1989 cuando se firmó la Convención de los Derechos del Niño. A partir de ese momento........

Declaración de los Derechos del Niño. 20 de Noviembre de 1959 

La declaración de intenciones de la Asamblea general figura en el preámbula del primer texto por los derechos niño:

Proclama la presente Declaración de Derechos del Niño, a fin de que éste pueda tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella se enuncian e insta a los padres, a los hombres y mujeres individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y que luchen por su observancia con medidas legislativas y de otra índole, adoptadas progresivamente en conformidad con los siguientes principios:

Convención de los Derechos del Niño

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 1989 la Convención de los Derechos del Niño. Un paso más en la garantia de la protección de todos los niños del mundo.

En esta ocasión, se recoge más de medio centenar de artículos (en la anterior declaración fueron diez) que protegen a los niños frente a situaciones de abuso, abandono, malos tratos... Y además se asegura el derecho de todos los niños a una familia y a crecer en un ambiente feliz. No existe ningún derecho "pequeño" ni tampoco una jerarquía de derechos.

El documento que salió de esta convención ahondaba en que todos los niños del mundo tienen derechos, incluso antes de nacer. Unos derechos que pertenecen única y exclusivamente a la persona y son irrenunciables e imprescindibles para el desarrollo de la infancia. 

54 artículos sobre derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales... conforman este tratado de las Naciones Unidas, que se convirtió, por primera vez, en una ley jurídicamente vinculante. Todos los países que lo han firmado tienen la obligación de cumplir lo acordado y garantizar que se cumplan los derechos recogidos en el documento.

Esto significa que los gobiernos de cada nación tienen la obligación de adoptar todas las medidas administrativas y legislativas que sean necesarias para garantizar los derechos del niño. Es más. No sólo los estados tienen que implantar medidas para proteger a los niños, también los padres, educadores y políticos tienen la obligación de proteger a todos los niños.

La Convención sobre los Derechos del Niño refleja una nueva perspectiva en torno al niño. Los niños no son la propiedad de sus padres ni tampoco son los beneficiarios indefensos de una obra de caridad. Son seres humanos y los destinatarios de sus propios derechos. La Convención ofrece un panorama en el que el niño es un individuo y el miembro de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades adaptados a la etapa de su desarrollo. 

Objetivos principales 

*Garantizar la protección y el desarrollo físico y mental de los niños frente a situaciones de abandono, malos tratos, enfermedades, pobreza...

*Asegurar que los niños crezcan en ambiente feliz y sano.

Principios fundamentales

*Reforzar la dignidad humana fundamental.

*Defender la función de la familia en la vida de los niños.

*Fomentar el respeto de la infancia

*Apoyar el principio de no discriminación.

Los Derechos del Niño se protegen y se defienden en la sede de las Naciones Unidas, que está en Nueva York, y el organismo encargado de velar por la protección y seguridad de los niños es UNICEF.

España fue uno de los primeros países en ratificar el texto de la Convención sobre los Derechos del Niño.