Hemos conocido hoy una carta enviada por el Papa Francisco a los obispos de Nigeria con la que quiere hacerse presente con una palabra de esperanza y el aliento del pastor que nunca deja solo a su rebaño. Al mismo tiempo que Nigeria, conocida como el “gigante de África”, ha experimentado en los últimos años un crecimiento económico fuerte y ha ganado presencia en la escena internacional, su realidad está atravesada por serios problemas, incluidos nuevas y violentas formas de extremismo y fundamentalismo étnico, social y religioso.De manera muy particular los creyentes, tanto cristianos como musulmanes, se han visto unidos en un trágico final a manos de personas que dicen ser religiosas, pero que pervierten la religión para convertirla en una ideología que se doblegue a sus intereses de opresión y muerte.Por permanecer ahí, como esperanza para tantos, en medio del sufrimiento más atroz, el Papa Francisco ha querido dar explícitamente las gracias a los obispos, y en ellos a esa gran mayoría del pueblo nigeriano que quiere la paz.La paz, como tantas veces nos recuerda el Papa, es la construcción de una cultura del encuentro. Ese el camino de futuro, el que marca con su vida cotidiana la Iglesia en Nigeria, que aun sufriendo dramáticas persecuciones, no cesa de dar testimonio de la acogida, la misericordia y el perdón de Dios.