Este fin de semana ha habido agitación política en Cataluña después de que el Gobierno anunciase que va a recurrir ante el Tribunal Constitucional la declaración soberanista del Parlament. También ha provocado enfado que el ministro de Hacienda haya recordado que hay tareas pendientes para reducir el déficit público de la Comunidad Autónoma. El secretario de organización de Convergencia, Josep Rull, ha llegado a asegurar que su formación no descarta convocar elecciones anticipadas con naturaleza de plebiscito. Se acelera la huida hacia adelante que comenzó Mas al optar por el soberanismo. El actual gobierno de Cataluña se ha metido él solo en un callejón sin salida. La vía independentista está cortada porque no cabe dentro de nuestra Carta Magna. Para defenderla, CiU, que ha perdido mucho soporte electoral, tiene que apoyarse en Esquerra. Y Esquerra, como ha quedado también claro este fin de semana, no está dispuesta a prestar su apoyo gratis. Los republicanos están crecidos, las últimas encuestas señalan que siguen avanzando y que le pueden quitar 7 diputados más a CIU. Por eso Oriol Junqueras ha reclamado que Mas se enfrente claramente a Rajoy y reinterprete la necesaria reducción del déficit como una expoliación de Cataluña. A juzgar por lo que apuntan los sondeos CIU camina hacia el suicidio político. Si no quiere desaparecer como formación de Gobierno, la coalición debería olvidarse de Mas y volver a sus posturas más habituales.