Alcanzando las semifinales de la Liga Endesa ya ha hecho historia el CAI Zaragoza, único equipo que lo ha conseguido como debutante en las eliminatorias por el título, ahora frente al Real Madrid intentará ver cuál es su límite.En el equipo aragonés tienen claro que afrontan un reto muy complicado ante el finalista de la Euroliga y un conjunto que apenas ha dado opciones a sus rivales en la primera fase de la competición y ante el que ellos mismos han doblado la rodilla en las tres ocasiones, dos en liga y en la Supercopa, que se han enfrentado. El debut en la Copa del Rey contra Laboral Kutxa junto al de los cuartos de final ante Valencia Basket han supuesto para los zaragozanos un acelerado cursillo de cómo afrontar otros tipos de competiciones que no sean la de la regularidad y en las que eran neófitos y lo han asimilado por la vía rápida. Debut con dos derrotas y continuación con dos victorias consecutivas. Ante los valencianos además han pasado por tres experiencias claramente diferenciadas: padecer la humillación de una contundente derrota (80-42) en el primer partido; agarrarse a la vida hasta el límite de las fuerzas forzando hasta tres prórrogas en el segundo (122-120); y por último obtener el mejor rendimiento a todas sus cualidades para inclinar a su favor la eliminatoria ganando en una pista de la que siempre había salido derrotado (77-83).Las semifinales serán otra historia bastante más larga ya que es al mejor de cinco partidos y sin apenas respiro entre uno y otro, de hecho los rojillos, tras su regreso de madrugada de la capital levantina, hoy han disfrutado de fiesta y viajarán a la capital madrileña en AVE horas antes de disputar el primer encuentro. Los zaragozanos intentarán recuperarse de los intensos esfuerzos de cuartos lo mejor posible, aunque como ya les sucedió frente a los naranjas la ilusión y ganas de triunfar con las que llegan a su primera semifinal enmascararán el agotamiento y los problemas físicos que puedan arrastrar.El entrenador José Luis Abós ha reiterado el "orgullo" que le produce dirigir a una plantilla de jugadores que han encontrado su mayor fortaleza en su excepcional rendimiento como colectivo por encima de las individualidades y que ha afirmado "es lo más fácil del mundo entrenar a un grupo así". Abós sabe que debe tratar de explotar al máximo el increíble momento de forma que tiene el equipo y que ha llegado a las eliminatorias por el título "con la moral por las nubes y convencidos de que pueden ganar a cualquiera".Los objetivos con los que iniciaron su cuarta temporada consecutiva en la elite los maños los han superado con amplitud hasta alcanzar un techo por el que prácticamente nadie apostaba en un principio y al que llegan sin presión y con las ganas de seguir escribiendo nuevas páginas históricas.