La presidenta de Manos Unidas, Soledad Suárez ha viajado a Burundi junto a seis periodistas de diversos medios para conocer la realidad de este país, "con necesidades enormes y enormes posibilidades". #copeteayudamosDoce años de guerra civil que enfrentó a hutus y tutsis en Burundi sumado al “desinterés” del país como destino turístico y a la falta de recursos naturales convierten a la república africana en un estado “invisible”, afirma la presidenta de Manos Unidas, la violencia y la falta de recursos han convertido a esta antigua colonia belga en un país "invisible". La ONG española lleva más de 30 años trabajando en Burundi, que alcanzó su independencia en 1962 y cuyo principal problema a lo largo de la historia han sido los continuos enfrentamientos étnicos entre la minoría tutsi y la mayoría hutu, que desembocaron en una guerra civil que se prolongó más de una década, hasta 2005. En los últimos cinco años la ONG ha desarrollado 29 proyectos de cooperación al desarrollo en Burundi por un importe de más de 1,7 millones de euros que han beneficiado directamente a 117.476 personas en un país de poco más de 9 millones de habitantes. El ámbito que más ha potenciado Manos Unidas ha sido el educativo, con 14 proyectos, y también uno en los que han notado más avances, sobre todo después de que el Gobierno decretase la gratuidad de la Educación Primaria, llamada ahora Educación Fundamental, desde los 6 hasta los 15 años. La falta de infraestructuras escolares tras años de guerra y la “superpoblación” del país, con un 70 % de habitantes menor de 20 años, son otros de los obstáculos que dificultan los avances en el terreno educativo, donde la alfabetización masculina ronda la mitad de los hombres y la femenina a un cuarto de las mujeres. Además de la educación, la sanidad, la agricultura y la mujer constituyen áreas prioritarias para Manos Unidas en Burundi, que también destina buena parte de sus esfuerzos al terreno social, con especial atención a la integración de los pigmeos, que representan un 2 % de la población, y la consolidación de la paz. “Heridas hay muchísimas pero la convivencia es viable”, comenta la responsable de la organización en la zona, que considera que con la celebración de elecciones en 2005 para votar una nueva Constitución el país ganó “estabilidad política”. Para fomentar la paz, Manos Unidas ha puesto su mirada en los jóvenes con la creación del centro de Kamenge, un barrio del norte de Bujumbura, la capital del país, convertido en un lugar de encuentro para chicos de todas las etnias y religiones que ofrece cursos de alfabetización, informática y actividades deportivas. Esta república, sin salida al mar pero bordeada en su extremo occidental por el lago Tanganica, basa su economía en la agricultura, un sector del que vive más del 90 % de la población, según FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El café, el té y el algodón son los principales productos que exporta el país, que no le bastan para salir de la situación de pobreza que vive, que conforme datos del Banco Mundial afecta a cerca de un 67 % de sus habitantes. "Burundi, invisible pero lleno de posibilidades"