Miles de peregrinos han abarrotado Roma este fin de semana para celebrar la Jornada Evangelium Vitae, en el contexto del Año de la Fe, para dar testimonio común a todo el mundo del valor sagrado de la vida humana. El Papa Francisco lo ha dicho este domingo con palabras muy bellas: Dios es el Viviente, Jesús nos trae la vida de Dios y el Espíritu Santo nos introduce y nos mantiene en la relación vital de verdaderos hijos de Dios.  Pero, con frecuencia, el hombre no acoge el Evangelio de la vida sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no por el amor, por la búsqueda del bien del otro. Cuando se quiere construir la ciudad del hombre sin Dios, el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte.Por eso mismo, porque el Dios vivo  nos hace libres, debemos dar testimonio valiente y decir sí al amor, no al egoísmo; sí a la vida, no a la muerte; sí a la libertad, no a la esclavitud. En una palabra, sí a Dios, que es amor, vida y libertad, que nunca defrauda.