El acuerdo para la formación de Gobierno en Italia ha estado empañado este fin de semana por un grave tiroteo protagonizado por un hombre que ha dejado dos policías y una mujer heridos de gravedad. El atacante, que no parece según las primeras indagaciones un desequilibrado, quería golpear a los políticos.   Italia, después de semanas de bloqueo por el resultado electoral, ha sabido utilizar su tradición pactista para encontrar un presidente de la República y para poner de acuerdo a derecha e izquierda en la conformación de un nuevo Ejecutivo. El Gobierno de Enrico Letta supone un estupendo ejercicio de equilibrio político, habitual en el país vecino, que ha permitido reunir a las tres grandes fuerzas parlamentarias.   Pero el tiroteo de este fin de semana podía ser la certificación de que el clima de violencia verbal que se ha vivido en los últimos meses ha hecho y está haciendo mucho daño. La sofisticada  y pactista vida política italiana se resiente de la demagogia de los propios partidos y del movimiento antipolítica de las 5 estrellas con el que Giussepe Grillo y sus seguidores  han alcanzado mucho peso. España, que en este momento goza de más estabilidad que Italia, está sometida por desgracia a presiones similares de gentes que bordean los límites de la violencia.