Según los últimos datos, en el mundo hay cerca de 60 millones de refugiados y el 51% de ellos son niños. Cada día huyen 42.500 desplazados internos de sus hogares.Con estos millones de refugiados en origen siempre está la Iglesia. Hombres y mujeres que acogen a cada una de esas personas para que vuelvan a creer que otro futuro es posible, que las heridas pueden cerrarse y que siempre habrá alguien dispuesto a echar una mano.Y para recordarnos esta realidad de los refugiados y la necesidad de aportar nuestro grano de arena está Ayuda a la Iglesia Necesitada que nos interpela esta Navidad a que pongamos nuestros ojos en ellos.Desde la irrupción del grupo islámico Seleka a finales de 2012 en la República Centroafricana, el convento de Nuestra Señora del Monte Carmelo en la capital, Bangui, se ha convertido en uno de los centros de refugiados más grandes, llegando a albergar a unas 10.000 personas. Allí se encuentra el Padre Matteo Pezzi, uno de los 15 religiosos que integran la Comunidad del Carmelo de Bangui, ha asegurado en Fin de Semana Cope que en la actualidad cuentan “con más de 5.000 refugiados” a los que atienden cada día. En Bangui “estamos cerca de la  gente, hacemos lo que podemos”, ha dicho.Según el Padre Pezzi, “poco a poco han mejorado las condiciones de los campos de refugiados. Al principio construían como podían”, pero ha recordado que “mucha gente ha perdido la casa y no tiene dónde volver ni dinero”.Sobre cómo se pasa la Navidad en un campo de refugiados, el Padre Pezzi ha explicado que “hay pobreza pero la gente trata de hacer una Navidad serena. Intentan vivir con alegría, y olvidar la dificultad de cada día”.El Padre Pezzi ha recordado las dificultades que viven los cristianos en esa zona. El 25 de diciembre de 2013 “12.000 personas llegaron a Bangui por la violencia. Durante la misa escuchamos disparos”. Este año, ha dicho, “cuatro embarazadas dieron a luz” el día de Navidad.Así viven la Navidad los refugiados de Bangui