Responsables de las principales instituciones de Huesca se han concentrado este lunes para guardar un minuto de silencio en repulsa por el asesinato, a causa de una brutal paliza, de una niña de 8 años en la localidad altoaragonesa de Sabiñánigo.

La pequeña fue trasladada al hospital con edema cerebral, golpes y magulladuras de todo el cuerpo. Lesiones que él mismo le ocasionó durante una mañana entera de torturas. Ademas la niña tenía hematomas circulares en muñecas y tobillos.

La menor tenía también ambas rodillas con costras y lesiones que según los informes forenses podrían indicar que no era la primera vez que la obligaban a permanecer mucho tiempo agachada y con las piernas dobladas en el suelo.

En un primer momento, el detenido declaró que la niña se había caído por las escaleras de la casa en la que vivían la menor, de nombre Naiara, su abuela y el detenido, tío carnal de la pequeña.

Las fuentes citadas aseguran que la menor estaba bajo la custodia de su abuela ya que los padres trabajaban en el exterior y sólo viajaban de forma ocasional a Sabiñánigo.

Al parecer, los servicios sociales mantenían una situación de seguimiento de la menor desde que estaba al cuidado de la abuela, y habían detectado anteriormente la presencia en su cuerpo de lesiones.

La subdelegada del Gobierno en Huesca, Mayte Lacruz ha señalado que no existían "denuncias previas" que hicieran presagiar el crimen, y ha destacado que el suceso "ha cogido por sorpresa en general".

A su juicio, en este caso "no ha fallado nada, en todo caso ha fallado la persona que ha asesinado a la niña, que espero que esté largo tiempo donde tiene que estar, para evitar que vuelva a suceder con otras personas"